En este pueblo hubo una tienda en la plaza de la Constitución que tuvo Pedro López González cuando vino de su pueblo hasta el Moral, y era
una tienda de las que se decía entonces "TIENDA DE COLONIALES", y eso fue a principios del siglo XX.
La expresión tienda de coloniales o de ultramarinos se refiere a la tienda donde hay géneros, mercancías o comestibles, especialmente
de fácil conservación, productos alimenticios que eran traídos del otro lado del mar, y sobre todo de América o Asia, aquí
en España los traidos de las antiguas colonias españolas.
Pedro López González era una persona que vino de su pueblo, Argüeso, de la comunidad Cántabra, antiguamente provincia de Santander,
con su mujer Ramona Arcones, y una vez fallecida, Pedro se casó con Francisca Masedo García, natural de Matabuena, pueblo
segoviano, y de este matrimonio nació el día cinco de enero de 1926 Pedro López Masedo, conocido en el pueblo como
"Pedrito el cura", persona muy querida en Moral y que bien recuerdan los mayores.
Del padre se hace mención en el capítulo relativo a la apicultura tradicional de este sitio web y dió nombre a la zona cercana al Valle
conocida como la del Colmenar del tío Perico.
Puso una tienda de ultramarinos, como se ha dicho, en la plaza del pueblo en los primeros años de 1900, y luego construyó un edificio en la
salida de la plaza hacia la calle de la Iglesia y allí montó su nueva tienda, la conocida como "El Almacén".
Primitivamente la parcela de la zona de la plaza donde se levantó el Almacén, era de una «cebollera» llamada Clara Fermina Mejido
Mingo, que compró el terreno en el año de 1886, persona que nació en nuestro pueblo en el mes de septiembre de 1836, hija de Esteban
Mejido Suárez, asturiano afincado en Moralzarzal, y de Agapita Mingo Fernández, y hermana de Mariano y de las mellizas Ceferina y Evarista,
siendo los hermanos también nacidos en nuestro pueblo. Esa parcela se la compró Pedro López sobre 1916, según me contaba
María Teresa Matilla Arcones, sobrina de Pedrito el cura e hija de Antonia Arcones Masedo y de Antonio Matilla, siendo Antonia Arcones Masedo prima
de Pedrito el cura, Pedro López Masedo.
En la foto que sigue, se ve la tienda que tenía "el tío Perico" en la plaza del pueblo, junto a donde estuvieron las gradas, casa que
era de Guillermo González Blasco, tienda que estaba en la salida de la plaza hacia la calle Roseles, siendo la foto hecha en 1916 por Rafael Barrios
Sigüenza, director y propietario de "LA PRENSA", agencia de anuncios que se encontraba en la calle del Carmen nº 16 de Madrid.
D. Rafael Barrios era esposo de Dª. Josefa Martín Yuste, tía de Dª. Rafaela González Martín Yuste,
"cebollera" hija de Aniceto González González y esposa de Manuel Torres Salcedo, siendo el matrimonio formado por Rafael y Josefa el
que mandó hacer en la iglesia parroquial el altar lateral dedicado a la Virgen del Carmen.
Una vez comprado el terreno que había en la esquina que hacen la plaza y la calle de la Iglesia, y construido el edificio, Pedro montó allí
su tienda, El Almacén, y luego pasó a Alejandro Martín Vallejo, sobre febrero de 1927, pues Alejandro tenía relación con
Pedro López ya que en una tienda Madrid en la calle de Concepción Jerónima trabajaba con un sobrino de este último.
La tienda se conserva aún en el mismo edificio de antaño, en la plaza de la Constitución y
entonces se encontraba rodeada de un jardín sin las casas que hay hoy día en la parte que da a la calle de la Iglesia, encontrándose
antiguamente en esa calle, al salir de la plaza camino de la iglesia, el bar Negrita, que dejó de funcionar hace ya unos
cuantos años.
Cuando el Sr. Pedro dejó el negocio, se lo pasó en febrero de 1927 al Sr. Alejandro (D. Alejandro Martín Vallejo), debido
entre otras cosas a que Pedro López ya no estaba para llevar negocios. Como el Sr. Alejandro estaba en una tienda de Madrid, ubicada en la calle
Concepción Jerónima y el edifico lo derribaron para hacer la ampliación del Ministerio de Asuntos Exteriores y además en la tienda
tuvo relación con sobrinos de Pedro López, esta fue la razón por la que se plasmó la cesión del negocio.
En la foto que sigue se ve a la familia del Sr. Alejandro y a dos de sus empleados, siendo el Sr. Alejandro el que aparece sentado a la izquierda y su esposa
Angelita, de pelo blanco y sentada, aparece a la derecha, siendo sus hijas Mari Cruz, Angelines y María Luisa las que aparecen en primera línea y
Sofía en segunda fila. Se aprecian las estanterías llenas de alpargatas y los mozos que trabajaban en la tienda Luis y Mariano Sancho Villagroy,
de este último se hace mención en el apartado de Moralzarzal y el Ejército de este sitio web de conocermoralzarzal.es, apareciendo
también en la foto Pedro Sánchez Valdepeñas, que finalmente fue el marido de la pequeña de las hermanas, Mari Cruz, y Mariano
Sancho fue padrino de Mari Cruz en su bautizo. También estuvo un hermano de Mariano y Luis llamado Senén, el menor de los hermanos, y la mujer
que atendía las labores de la casa que se llamaba María Baeza Masedo, que era del pueblo segoviano de Matabuena.
Pedro López se dedicó también al negocio de la miel y de ahí la razón del colmenar del tío Perico, y
ya se ha dicho que fue padre de una persona muy querida del pueblo, persona nacida del matrimonio de Pedro López con Francisca Masedo,
mujer que trabajaba en el Almacén y con la que se casó de segundas nupcias al quedar viudo de la primera esposa, Ramona Arcones. Era conocido
familiarmente como Pedrito el Cura, que fue un sacerdote de gran sapiencia, conocedor de siete lenguas y ejerció su labor pastoral
sobre los años 50 además de en Alameda del Valle y en Pinilla del Valle, en la iglesia de San Pantaleón y más tarde en la de
San Vicente Ferrer, en la calle Ibiza de Madrid, iglesia pegada al hospital Francisco Franco, llamado más tarde hospital Gregorio Marañón
y fue capellán del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús de la calle Claudio Coello nº 100 de Madrid.
También ejerció como profesor en el Instituto Ortega y Gasset de Madrid y otros centros, impartiendo además clases particulares, lo que
recordarán aquellos que por entonces estudiaban y se veían obligados a repetir curso o a los que les quedaban asignaturas pendientes, tanto
nativos como veraneantes.
Un alumno suyo, al que impartía clases de alemán, en marzo de 2008 me pidió razones de él y me
contó de lo extraordinario de sus conocimientos, de lo ameno y agradable que era conversar con él, de lo cual doy fe, y que gracias a su labor,
emprendió la carrera de la docencia.
En la foto que sigue se ve el Almacén cuando ya lo tenía Alejandro Martín Vallejo, y se aprecia la fuente de la plaza que había
pegada a la pared de la casa de Leoncio González González, la cual fue llevada en 1932 a donde estuvieron las gradas, en la salida desde la
plaza a la calle Roseles.
El Sr. Alejandro tenía como ayudantes a su esposa Ángeles Peréz Muñoz y a sus hijas que echaban una mano, Angelines, Luisita,
Sofía y Mª Cruz, además de los dos mozos antedichos, Mariano y Luis Sancho Villagroy, y guardaba el género y las mercancías que
recibía en un local que era una vivienda propiedad de Gabino Bordón Sastre, al que se la compró el Ayuntamiento tras llegar a un acuerdo
en enero de 1913 en el que pagaba a aquel 1625 pesetas y los gastos a partes iguales, y es donde vivieron los conocidos como Los Melas, vivienda que estaba
donde se encontraban los toriles de la plaza del pueblo, hoy día plaza de la Constitución y ahora se encuentra allí una oficina del
Ayuntamiento que pertenece al departamento de Comunicación.
Cuando el Sr. Alejandro se retiró del negocio, siguieron con la tienda sus hijas Luisita y Mari Cruz junto con el marido de esta última, Pedro
Sánchez Valdepeñas, y en mayo de 1962 fue traspasada a otra persona de este pueblo, Tomás Navas Sanz. Luego este la traspasó a
Luis Guillén Martín en el año 1976 y Luis lo traspasó al forastero Eduardo Gómez en noviembre de 2003, llamándose la
tienda "Frutas EDU y ANA", y últimamente los tenderos son unos chinos.
En el pueblo hubo otras tiendas que hacían la misma función que el Almacén, como fue la casa de la tía Juana, en la calle de la
Fuente esquina a la calle del Barrio de Arriba, donde se vendían alpargatas, ropa, herramientas, embutidos, manteca, cereales, siendo Juana la mujer
de Aquilino Martínez Saenz y entonces era el almacén de toda la zona, por lo que algunos la conocían como el almacén de la Sierra.
Aquilino vino con otros dos hermanos de un pueblo de la provincia de Soria, Vellosillo, los que se dedicaron al oficio de sastre, siendo los hermanos,
Aquilino, Alejandro y Eustasio Martínez Saenz, y teniendo Aquilino la sastrería Soria junto a la tienda antedicha que era conocida como la
tienda de la Tía Juana y era además de sastrería almacén general donde se abastecían las gentes de este pueblo y
aledaños.
Aquilino tuvo en Moral tres hijas nacidas en 1887, en 1891 y en 1894, llamada Inés, sofía y Valeriana, y él falleció en 1899,
siendo bastante joven y su esposa Juana, que era del pueblo de la Mata, murió en 1928, cuando tenía 66 años.
Otra tienda hubo en la plaza de la fragua, era el Arca de Noé, que en un principio la tenía Vicente Morales Rubio y luego siguió su hija
Isabel Morales López junto con su marido Salvador Sanz González, y tenía un letrero en la fachada que se muestra en el apartado de este
sitio web dedicado a las tabernas del pueblo, junto al saladero que tenía en la esquina de la calle Roseles y la plaza de la Fragua, saladero que era
de Carmen Sanz Morales, donde se curaban jamones, y tocinos, que finalmente fue el café bar Sanz y luego cambió de nombre llamándose bar
Chiquito, para terminar como la tienda de Miguel Morato y Encarna Domínguez, pues Carmen Sanz se la vendió a Miguel, y allí trabajaban
los hijos de este Miguel, Conchi y Miguelín.
El local que ocupaba el Arca de Noé acabó siendo bar, El Arca, y luego montaron allí una tienda dedicada a tratamiento de piscinas, que
dirigía José Contreras, y el nombre del establecimiento tiene su origen en una ocasión en que una persona entró en la tienda y
viendo tanta cantidad de cosas que había dijo "esto es el Arca de Noé", y con ese nombre se quedó.
Y en una foto de los años alrededor de 1916, obtenida en el día del Corpus por Rafael Barrios, anteriormente mencionado, se aprecia en la fachada
de la casa de Isabel Morales, en la plaza de la Fragua, el anuncio de tejidos y calzados de la tienda de Vicente Morales Rubio, el padre de Isabel, mujer muy
cristiana y buena católica que levantaba el monumento que se ve para descanso de la procesión y exposición del Santísimo, y en esta
foto iba como cura de la procesión el párroco de entonces D. Remigio Muñoz y Coello, asesinado en agosto de 1936.
Salvador Sanz, marido de Isabel Morales, dueños del bar Sanz, tuvo un problema con un pedido que no podía retirar de Villalba y mandó
una comunicación a su proveedor de bebidas, Gutierrez Hermanos, diciéndole que enviaran una nueva guía o un certificado con
el fin de poder retirar una caja de botellas de licor que esperaba recibir, ya que se le habían enviado y estaba en la estación de ferrocarril
de Villalba sin poder recogerla, pues el dependiente había perdido dicha guía original y sin ella no podía retirarla, de modo que en las
líneas que siguen se muestra la misiva enviada por Salvador, viéndose en la nota el nombre del Arca de Noé, la fecha, 31 de enero de 1931,
los artículos que se vendían en la tienda y la firma de Salvador.
En tiempos más modernos hay que recordar la tienda que tuvo el «tío Basilio» en la calle de la Iglesia nº 2, justo al salir de la plaza,
que se llamaba «El Bazar» y en ella vendían además de ropa, puesto que era sastre, otros artículos de mercería. Otra fue
la que puso José Segovia en la Avenida de la Salud, donde hoy día se encuentra el restaurante Mariano, y al ver que no funcionaba bien, la puso en la
calle de Antón nº 3, donde vendía principalmente embutidos, bacalao seco y salado, y sardinas arenques, que la tuvo con su mujer Tiburcia, conocida por
Tibur, y la llamaban «Puerta del Sol». En mayo de 1960 Marciano Miguel González junto con su esposa Adela Martínez Cebrián, pusieron
la tienda «Marisol» en la calle de la Iglesia esquina con la calle Huerta y la dejaron estando ya viuda Adela, a la que ayudaba su hija Marisol, en septiembre
de 2002 y que vendín artículos de droguería, papelería y periódicos; la que tuvo «Lola», como era conocida Mª Dolores
Aparicio Martín, esposa de Gerardo Sanz «Gallo» en la plaza de la Fuente nº 4 dedicada a pollería y huevería hasta que Lola se jubiló
a finales del siglo XX; la que tuvo Leonor Segovia Arranz en la calle Peñuela nº 34, que la puso en 1966 y la llamaba «Comestibles La Peñuela», donde
vendía comestibles y la dejó cuando enviudó en 1990 de su marido Saturnino Estévez, poniendo allí una mercería la hija, Inés,
por poco tiempo; la que tuvo Ana María Segovia Sanz en la travesía del Cerrillo nº 5, que la llamó «Viuda de Victorio González»,
donde vendía también comestibles y ultramarinos, que la puso hacia 1970 estando viuda de su marido Victorio González Martín;
también la que tuvo Fidel Ramos últimamente con su mujer en la calle de la Peñuela nº 20, donde vendían telas y al final fue frutería.
Y como recordatorio de tiendas que hubo y que hay, donde se abastecía la población o se iba a recibir los servicios que se prestaban en ellas,
se ofrece una lista con la relación de las que han existido en el pueblo en los últimos cuarenta años, para que rememoremos el pasado,
incluyendo esas tiendas especializadas en medicamentos, los despachos farmacéuticos y las de los dentistas.
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