El horno de cerámica del Gamonal

*** para ver la leyenda pasa el puntero sobre las fotos ***


Hay hechos que sucedieron en Moralzarzal y que cuando se descubren producen sorpresa e incluso asombro, pues no se espera uno nunca el encontrar cosas de ese tipo.

Cuando hablas con los nativos de este pueblo de una edad avanzada, a veces te cuentan historias que para ellos no tienen ninguna importancia, pero al llegar a tus oidos, parece como si en tu interior se encendiera una lámpara y te saltaran las alarmas, pones tu atención en lo que te comunican y comienzas a indagar sobre lo que te dicen, y así me pasó cuando una persona con la que tenía muchas conversaciones y que ya nos dejó (estoy refiriéndome a Saturnino López Martín, conocido como "Nini"), me contó que había nacido en una finca del Berrocal (en 1929) llamada también de esa misma manera «El Berrocal», y que trabajó en ella en el "
horno de cerámica", pero veamos a través de lo que expongo seguidamente, toda la información que he podido sacar indagando entre las personas y en distinta documentación que he buscado y afortunadamente algo he encontrado, así que voy a hacer un poco de historia.

En un acta de la reunión mantenida por la Junta del Ayuntamiento de Moralzarzal celebrada el día 8 de enero del año 1900, se trató de la «solicitud de terreno sobrante de la vía pública para construir un chalet en el sitio del Gamonal por D. Carlos Velilla, acordándose reconocer el sitio para acordar lo que se considere procedente»
Hay otra acta del Ayuntamiento con fecha 10 de febrero de ese mismo año en la que se ve que se trató : «se concede el terreno a D. Carlos Velilla López en el Gamonal», no dice nada del precio y además pone López de segundo apellido, cosa que es errónea.

Hay más datos referentes al Sr. Velilla, y en un acta de fecha día 4 de abril de 1908 se trató de : «Se concede a D. Carlos Velilla López la calleja que queda en la parte noroeste de su finca hasta los Cercados de los Indianos de D. Luis Gutiérrez; su única utilidad es entrar por la misma a los corrales majada de Vicente Martínez. Se le concede por permuta por la herrén que procedente de Gabino Bordón parece que ha adquirido D. Carlos Velilla en el sitio titulado Matalebrillo y Carlos Velilla deberá cercar dicha herrén por su cuenta en toda su circunferencia con tapia de 60 centímetros de grueso, al menos 5 pies de altura, dejando una portera en el sitio más conveniente para su entrada, con dos talanqueras de madera en la forma acostumbrada en fincas de campo» (El Sr. Gutiérrez era yerno del ganadero Vicente Martínez).
Y en otra acta del Ayuntamiento de Moral de fecha 17 de febrero de 1912 se trató consta : «Se insta a Carlos Velilla a que construya el corral en la herrén del Matalebrillo, a lo que se comprometió cuando se le concedió la calleja que queda entre su hotel del Gamonal y los Cercados. Corral para majada de los ganados del pueblo.»

Pero ¿ quién era el Sr. Velilla ?
D. Carlos Velilla Delgado (de ahí lo dicho sobre lo erróneo del segundo apellido puesto en el acta del día 10 de febrero de 1900), era un comerciante de Madrid que tenía una tienda dedicada a la venta de artículos de cerámica en la calle madrileña de Concepción Jerónima nº 11.

Seguidamente se muestra un anuncio aparecido en ABC de Madrid del día 18 de marzo de 1952, anunciándose también en otras cuantas ocasiones.

anuncio


Carlos Velilla vino a nuestro pueblo siendo soltero, como se expondrá más adelante, y lo más probable es que viniera a Moral debido a que conocía a Alejandro Martín Vallejo (que llevó la tienda de la plaza del pueblo conocida como «El Almacén») y que anteriormente estuvo trabajando desde mocito en una tienda de ultramarinos que había en la misma calle de Concepción Jerónima junto a la de cerámica de Velilla, viniendo posteriormente al «Almacén» hacia 1927, que era de Pedro López González (el dueño del colmenar del tío Perico), padre del cura nativo de nuestro pueblo conocido cariñosamente entre nosotros como «Pedrito el cura», como llamábamos a Pedro López Masedo.

En los libros de partidas de defunción de la parroquia de San Miguel Arcángel, constan juntos como testigos Carlos Velilla y Alejandro Martín cuando la defunción de Ildefonsa Morato González, primera esposa que fue del secretario del Ayuntamiento del pueblo Maximino Sánchez Oñoro, hecho ocurrido en junio de 1900.
Cuando en noviembre de 1909 se celebró el bautizo de Rafaela Prados Sanz, hija de Bonifacio Prados Taillet y de Julia Sanz Esteban, constan en la partida de bautismo como padrinos Carlos Velilla y Amalia Antuñano y pone que los dos eran solteros, luego se deduce que el Sr. Vellila vino al pueblo con su novia Amalia, ya que esta pareja se casó, siendo ella, Amalia Antuñano Olazábal, hermana de Carmen, la esposa de Manuel López Sastre (conocido en el pueblo como «Manolón»), luego Carlos y «Manolón» se hicieron cuñados.
Aparte de lo dicho en esta líneas precedentes, también estuvo relacionado con nuestro pueblo al ser testigo en el mes de mayo del año de 1902 del enlace matrimonial de Antolín Azañedo Madrigal y de Agustina Cabrero Piñero y en 1925 estuvo como testigo en el entierro de Josefa Olazábal Campos, su suegra, ya que esta mujer era madre de su esposa Amalia, así como también fue testigo su cuñado Manuel López Sastre, y del entierro de Carmen Antuñano Olazábal, su cuñada.

La casa construida por Carlos Velilla era un hermoso chalet y ocupaba una parcela bastante grande en la ona del Gamonal-Berrocal, y la finca «El Berrocal» fue ocupada durante la guerra civil española de 1936 estableciéndose en ella la Plana Mayor de una Agrupación de Artillería de la Segunda División del Primer Cuerpo de Ejército del bando Republicano, que estuvo asentada en nuestro pueblo, y estaba al mando de esa Plana Mayor el capitán D. Manuel Sánchez Guarner.

De las fotos que me dejó Dª Gloria Velilla Ayerbe, una nieta del Sr. Velilla, se muestra seguidamente la vista de la zona, tomada nada más pasar el puente que hay para cruzar el río Navacerrada por lo que hoy es la carretera local M615, a la altura del molino de Barrios (luego propiedad de la familia Velasco, dueños de la urbanización El Retamar), apreciándose en primer lugar que la carretera era de tierra y piedras machacadas, se ven a la izquierda las dos viviendas que allí siguen (ya en ruinas), siendo la que hay más cercana a la carretera donde iba el herrero Quintín Alcón Carralón y su hijo Julio Alcón González a aguzar las herramientas de los canteros que trabajaban en las canteras de la zona del Berrocal, y después fue vivienda de Eladio Hernando González, su esposa Antonia de Arribas Martín y sus hijos Carlos y Enrique. No se ve a la izquierda de dichas casas la caseta del transformador que aún queda allí, pues se instaló después de 1936 y al fondo se ve el hermoso chalet «El Berrocal» construido por Carlos Velilla, finca objeto de este estudio. Quintín Alcón y su hijo Julio fueron a la fragua desde que acabó la guerra de 1936 hasta los años 50.

El Berrocal


La mayoría de las gentes del pueblo, a partir del final de la guerra de 1936, conocimos ese chalet como la casa de los «Bobos», y está en la zona del Gamonal detrás de la casa del jefe de estación de El Berrocal que hay al final de la línea del ferrocarril que venía desde la estación de Villalba hasta el propio Berrocal, estación que no se ve muy bien (está oscura) en la foto anterior, aunque con un poco de esfuerzo se puede apreciar a la derecha, donde gira la carretera.
Es decir, ese chalet perteneció desde principio del siglo XX y hasta terminada la guerra civil española de 1936, a D. Carlos Velilla y en los años 40 la compró D. Adolfo López Bobo, el cabeza de familia de «los Bobos», y se les conocía de esa manera por ser los López Díaz Bobo (con el apellido Díaz por parte Dª Isabel Díaz, esposa de D. Adolfo).

El Sr. López Bobo tenía una tienda de telas en la calle Duque de Rivas de Madrid, entre Concepción Jerónima y Colegiata, donde se vendía al por mayor, y me decía Gonzalo Esteban Berrocal «el sastrín» (del que se hace mención en el apartado de las sastres en el pueblo), que iba con su padre el sastre Eugenio Esteban Sanz a comprar metros de tela para vestir a las gentes de este pueblo y de los pueblos de alrededor, y recuerda los muchos metros de tela de pana que se llevaron de allí con la que hicieron muchos pantalones para las gentes del pueblo, pues estuvo de moda entonces y se gastaba mucho al ser una tela gruesa y resistente.

Seguidamente se muestran dos fotos, estando en la primera la puerta de entrada de coches por la parte lateral que da a la carretera a Mataelpino (M615), y a la derecha se ve la hermosa casa desde el prado contiguo, en el que aún se conserva el tope de las vías del ferrocarril pegado a la tapia de la finca, según se ve actualmente.

puerta de coches la casa

En las fotos anteriores, la de la izquierda muestra la puerta de coches antedicha, y en una de las pilastras pone el nombre de la finca, El Berrocal, y haciendo una ampliación, se muestra en la siguiente lo antedicho, aunque ese nombre hecho en metal ya desapareció, pero la foto es de antes de su desaparición.

nombre de la finca


Pero volviendo al tema de la historia de ese lugar y lo que significó, Carlos Velilla Delgado, comerciante de artículos de cerámica, tenía la tienda en Madrid en la calle Concepción Jerónima nº 11, y se casó con Amalia Antuñano Olazábal, que era hija de Melchor Antuñano Martínez y de Josefa Olazábal Campos, siendo Melchor un carlista que vino sobre 1877 del Valle de Carranza (Vizcaya) a Moralzarzal. Los abuelos paternos de Amalia fueron Benito Antuñano Yturralde y Carmen Martínez Sainz, ésta, pariente del ganadero afincado en Moral llamado Vicente Martínez Sainz del Rebollar y el matrimonio lo celebraron en la parroquia de San Pedro Apóstol de Valle de Carranza Sierra o Carranza Harana, el día 10 de septiembre de 1870.

Melchor y Josefa, una vez asentados en este pueblo, tuvieron aquí varios hijos, como Carmen en 1878 y otra de las hijas fue Amalia, nacida a principios del año 1890.
Del matrimonio de D. Carlos y Dª. Amalia nacieron cuatro hijos, siendo las hijas Lucía y Josefina, y los hijos, Luis y Carlos. Josefina falleció en Sevilla en un accidente montando un caballo y Lucía se casó con un inglés llamado Gilbert Pitcairn, persona que se dedicó también a la cerámica, pero en la rama de la fabricación, pues fue director de la fábrica de cerámica San Juan de Aznalfarache y de la San Claudio de Oviedo.

En otra de las fotos que me dejó Gloria Velilla Ayerbe, nieta de Carlos Velilla, e hija de Carlos Velilla Antuñano, uno de los varones de la familia, y de Gloria Ayerbe, se puede apreciar a parte de la familia del Sr. Velilla, pues aparece el matrimonio, y solamente las dos hijas, Josefina de pie y Lucía sentada, y además aparece otra mujer al lado de Josefina, foto hecha en la finca «El Berrocal».

familia


Cuando me puse en contacto con la fábrica San Claudio de Oviedo, a través de un correo electrónico, recibí contestación de D. Álvaro Ruiz de Alda (último dueño) en febrero de 2010, y según me dijo, ya hacía tiempo que esa fábrica se cerró y que él no tenía documentación alguna para poderme dar información sobre el Sr. Pitcairn, ni sabía nada de él.
Como Saturnino López Martín (el Nini) me dijo que el horno de El Berrocal estaba relacionado con la fábrica La Cartuja de Sevilla, también traté de recabar información de esa fábrica y tras varias tentativas después de hablar por teléfono y de escribir varios correos electrónicos, me dijeron que no podían darme ningún dato sobre el Sr. Pitcairn y que además, como estaba esa empresa sometida a un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) y entre otras muchos empleados se encontraba en el ERE la encargada de la biblioteca y archivo, la cual era posible que me pudiera informar, pero debido a las circustancias, no se encontraba en la fábrica y por lo tanto no podía conseguir lo que yo pretendía.

Por distintas personas del pueblo he sabido que en el horno que tenían en la finca del Berrocal, cocieron piezas de cerámica además de para su venta en la tienda dicha en líneas anteriores de la calle Concepción Jerónima, también me contaron que completaban vajillas de «La Cartuja de Sevilla» o reponían alguna pieza que se rompía.
Esa información la he conseguido de una nieta de Bonifacio Prados llamada Mercedes Prados Candelas, de Herminia González Esteban, de Saturnino López Martín (Nini), y de Julio Alcón González.

Mercedes, nieta de Bonifacio, me contó que su abuelo estuvo trabajando y haciendo de guarda en la finca, desde que el Sr. Velilla construyó el chalet, y finalmente enfermó de los pulmones debido al caolín, ese material usado en la fabricación de objetos de porcelana.
Bonifacio era hijo de Ciriaco Prados Morales y por tanto sobrino de Saturio Prados Morales, persona que regaló una campana para el cementerio de nuestro pueblo y la cruz que allí hay en el centro del camposanto, siendo administrador del Soto de Viñuelas, esa hermosa finca que tiene un castillo y que en la época en la que estuvo Saturio de administrador, perteneció al Duque del Infantado (a partir de 1874). Ciriaco se casó con la cebollera Práxedes Taillet González y de ese matrimonio nacieron Pedro Mario, Rafaela y Julián (éste nacido en el Berrocal en marzo de 1912). Pedro Mario fue el padre de Carmen y Mercedes Prados Candelas, siendo Mercedes la que me contó cosas de su abuelo cuando estuvo trabajando en el horno de la finca de Carlos Velilla, y que puso los chopos que aún perduran en la misma. Bonifacio falleció en 1954 a la edad de 77 años y Julián «el cojo», hijo de Bonifacio, nació en dicha finca en noviembre del año 1912.

Saturnino (El Nini) me contó que nació allí en abril de 1929, pues su padre Saturnino López Ariza fue guarda de la finca, y también nacieron allí sus hermanos Mariano Ignacio, en 1927, Josefa en 1930 y Cecilio Patricio en 1934. A la familia de Saturnino (el padre) y de Juliana Martín Álvarez (la madre) se les conocía como los «Velilla» al estar viviendo en la finca de Carlos Velilla, y los varones de «los Velilla» trabajaron en el horno, entrando en la finca después de estar allí de guarda Bonifacio Prados Taillet.

Después de la guerra de 1936 estuvo de guarda el tío León junto con su mujer Dolores, ya perteneciendo la finca a los «Bobos» y finalmente estuvo de guarda Jesús Meléndez Expósito, «el Gallego», que vivió allí junto con su esposa Diolinda Couso Fernádez y con sus hijos Jesús («Susi») y María Teresa.

Herminia González Esteban, hija de José Doroteo González Marruenda y de Emiliana Esteban Martín, estando el padre de secretario del Ayuntamiento de Moralzarzal desde el año 1932 hasta después de la guerra de 1936, me mostró piezas de cerámica que aún conserva y que se muestran en las fotos que siguen.

plato conjunto de piezas

Herminia me contó que las piezas de esa vajilla que me enseñó, fueron cocidas en el horno de «El Berrocal» y que su madre las compró en el año 1924 en la tienda de Carlos Velilla de la calle Concepción Jerónima.

Saturnino López («Nini») me dijo también que se cocían en la finca del Berrocal piezas de cerámica y entre otras cosas, cuando se recibía en la tienda del Sr. Velilla alguna vajilla proveniente de Sevilla y que debido al transporte alguna pieza se estropeaba, se cocía también en el horno de El Berrocal, y hay que tener en cuenta que Carlos Velilla se dedicaba al mundo de la cerámica y que además era el suegro del Sr. Pitcairn, director que fue de las fábricas dichas anteriormente, San Claudio en Oviedo y San Juan en San Juan de Aznalfarache.

Haciendo un poco de historia de las cerámicas que estaban relacionadas con la finca «El Berrocal», daremos un repaso a la vida dentro de ese mundo.
El 21 de Febrero de 1899 la familia Pickman convirtió en sociedad anónima la empresa creada por Charles Pickman, londinense instalado en Sevilla en 1839, primero como comerciante y luego como industrial, al transformar en 1841 un monasterio cartujo abandonado en fábrica de loza, la llamada «Cartuja de Sevilla».

Los también británicos Mc. Dougall y Sandeman crearon en 1855 la fábrica de loza y porcelana llamada San Juan, en San Juan de Aznalfarache, pueblo de la provincia de Sevilla, que estuvo dirigida por el también británico Gilbert Pitcairn, yerno de Carlos Velilla al casarse con su hija Lucía.
Hubo problemas laborales antes de la guerra española de 1936 en fábrica de La Cartuja y las autoridades militares autorizaron a Pickman, entre otras cosas a subir el precio de la mercancía un 10%. En diciembre de 1936, se les permitió llevar a la práctica un acuerdo con la otra fábrica sevillana (San Juan) sobre precios y descuentos a comerciantes y las ventas crecieron también por el hecho de que La Cartuja y San Juan eran las únicas fábricas de loza que abastecían la zona «nacional», y ese acuerdo es el que consta como la cooperación entre las dos empresas.
La fábrica San Juan también tuvo problemas y se ve una nota de prensa aparecida en la edición de ABC del 28 de marzo de 1936, nota que se muestra seguidamente y además con motivo de la intención del cierre de la fábrica, hubo reuniones del Gobernador con distintas autoridades y personas relacionadas con la fábrica, problemas laborales que afectaron tanto a San Juan como a La Cartuja, dando cuenta de esas reuniones también el periódico ABC de ese mismo día 28 de marzo de 1936, y se indicaba que hay que estar a lo que dice la legislación vigente y que antes de cerrar hay que tener informes de la Jefatura de Industria y de la Delegación de Trabajo.

Seguidamente se muestra un recorte de prensa donde se ve que la fábrica San Juan ha cerrado, aparecido el 28 de marzo de 1936 en ABC.

ABC


De las empresas dedicadas a la fabricación de cerámica en España entre finales del siglo XIX y principios del XX, estaban cuatro en el norte, La Asturiana de Gijón, San Claudio de Oviedo, Ibero Tanagra en Santander, y la Cerámica del Nervión en Vizcaya. Había otras dos en el centro de España, La Segoviana y otra en Valdemorillo (cerrada en 1915). Y en el sur estaban en concreto La Cartuja en Sevilla y la Cerámica de San Juan en San Juan de Aznalfarache, siendo las mencionadas las más importantes.

En el primer tercio del siglo XX, La Cartuja tuvo un gran prestigio entre los consumidores españoles y sus decorados estaban basados en la vena artística andaluza, en la británica y en la del centro de Europa. No tenía loza tan barata como las fábricas del norte ni de tanta calidad como la de su vecina la Cerámica de San Juan, pero debido a problemas de mercado, finalmente la fábrica San Juan fue absorbida por La Cartuja, y esta es la razón por la que algunas de las personas de las que he recibido información, dijeran que en el pueblo llegaban piezas de La Cartuja para el horno de «El Berrocal».

El yerno de D. Carlos Velilla, Gilbert Pitcairn, fue condecorado por el presidente del gobierno general D. Miguel Primo de Rivera, y en notas de prensa aparecidas en los periódicos de entonces, se comunica que recibió la medalla del Trabajo, en un acto que se celebró con ocasión de la inauguración de un grupo de viviendas sociales en San Juan de Aznalfarache, y se muestran seguidamente las noticias aparecidas el miércoles 2 de octubre de 1929 en «La Época», la de la izquierda, y la aparecida en «La Voz», a la derecha.

EPOCA   LA VOZ


La tienda de Velilla aparece en la prensa y en ABC de marzo de 1946 donde se da la relación de valiosísimos regalos que en combinación con el sorteo de la Lotería Nacional del día 25 del corriente han correspondido a los talones premio distribuidos por los establecimientos siguientes : apareciendo los nombres de tiendas y empresas del comercio madrileño entre las que consta Vajillas Velilla, mostrándose seguidamente un recorte de lo dicho, aparecido en ABC del 29 de marzo de 1946, dentro del grupo de Comercios Selectos que ofrecían los regalos mediante el sorteo antedicho.

Vajillas Velilla


Había muchos anuncios que también aparecían en la prensa relativos a fábricas como La Cartuja y San Juan y el que se muestra seguidamente apareció en ABC del día 12 de diciembre de 1933, y es el de la cerámica San Juan.

SAN JUAN


Debido a cambios habidos en 1906 relativos al arancel de Aduanas, los empresas españolas dedicadas a la fabricación de cerámica, sufrieron una merma en sus beneficios y los problemas derivados de ello con la mira de reducir el número de empleados, lo que sería un problema añadido a la economía nacional, por lo que se constituyó una comisión de fabricantes de la industria cerámica representantes de las principales empresas y esa comisión fue a visitar el ministro de Hacienda para trasmitirle su preocupación. En esa comisión se ven los nombres de los dueños de la fábrica de cerámica San Juan, Mc. Douglas y Sandeman y del director, el yerno de Carlos Velilla, D. Gilbert Pitcairn, apareciendo esa noticia en la edición del ABC del martes 28 de noviembre de 1911, mostrándose a continuación un recorte de esa noticia.

comisión


Según me cuenta Julio Alcón González, persona nacida en el pueblo en enero de 1928 y que conoce bastante bien las cosas de Moralzarzal, Bonifacio Prados bajaba a la estación de Villalba con un carro a recoger cerámica para tratarla en el horno «El Berrocal», y debido al medio de transporte algunas piezas no soportaban el viaje con seguridad, por lo que se rompían, y tenían que ser sustituidas por otras que se cocían en el horno de Vellilla y por lo tanto coincide con lo dicho por otras de las fuentes de información que me han dado testimonio de esos hechos.

Y volviendo a la cerámica que se conserva en ete pueblo y que me enseñó Herminia González Esteban, en las fotos que siguen se muestran culos de plato o la extremidad inferior de platos de la vajilla que tiene, con el sello en el que se puede leer PORCELANA OPACA.

sello sello y marca en seco

Estas líneas, son parte de los hechos históricos habidos en nuestro pueblo, formando esta sección una página sorprendente y muy curiosa de lo que hubo en tiempos pasados en Moralzarzal.

Y como testimonio gráfico de la presencia de la familia Velilla en nuestro pueblo se muestra la foto que sigue, apareciendo el matrimonio Velilla montando a caballo en la plaza del pueblo con motivo de las fiestas patronales, otra de las fotos que muy amablemente me dejó Gloria Velilla Ayerbe, nieta de D. Carlos, y esposa de Luis Quijano Pernía, matrimonio con el que estuve hablando del tema y que me trataron con mucho cariño.

a caballo


Y dentro de la sorpresa de haber dado con este tema, en una de las fotos que me dejaron, aparecen nombres de poetas andalusíes de los siglos XI y XII y junto al nombre están escritos los títulos de algunas de sus obras, lo que da muestra de las inquietudes culturales y poéticas del Sr. Velilla, apareciendo por ejemplo «Ibn Tufayl» y el título de su obra el filósofo autodidacta, siendo este autor además médico, poeta, filósofo y matemático y otros autores que aparecen escritos en el reverso de una de las fotos son «Abul Beka», que era nacido en Ronda, y el título de su obra Elegía, «Yehudi Halevi» y su obra Himno de la ceación, «Ibn Hayan» y su obra Tratado sobre el amor, «Al Mutamid» o Muhammad Ibn ‘Abbad al-Mu‘tamid y su obra Elegía y otro como «Salomón Ibn Gabirol» y sus obras La corona real y La fuente de la vida.
Cosas muy curiosas.


© 2006 - Antonio López Hurtado