noria de la huerta de Escalada

La huerta de Escalada se encontraba en la zona de las Hachazuelas, cerca de la carretera a Mataelpino, donde hoy día está la calle Camino de los Rincones.
La finca donde se encontraba la huerta pertenecía a Manuel López Sastre y la tenía arrendada a Julián Escalada Martín, siendo esta persona la que dió nombre a la huerta. Julián era hijo de Víctor Escalada y de Petra Martín, habitantes del vecino pueblo llamado Cerceda, siendo Víctor persona también dedicada a la horticultura, pues en Cerceda hubo una gran tradición hortelana y con muy buenas huertas, aprovechando los terrenos de aluvión cercanos al rio Navacerrada.
Julián regaba la huerta con el uso de dos norias, que sacaban el agua de sendos pozos que daban un agua cárdena muy fría, pero el que más agua daba era el de arriba, el más alejado de la carretera, y para ello se servía de un "macho" (mulo), al que le tenía muy bien enseñado, pues hay quién se acuerda de ver al macho atado a la noria dando vueltas, sacando agua del pozo, que se paraba, (descansaba) y luego seguía sin que interviniera el hortelano. Éste era un trabajador infatigable, pues además de regar y labrar la huerta con las herramientas de entonces, una vez recogida la cosecha de los productos que sembraba como eran patatas, tomates, lechugas (que tenían fama por lo ricas que eran), cebollas, cebolletas "colorás" (cada cosa en su tiempo), cargaba el carro y se iba a vender la mercancía a los pueblos cercanos, llegando incluso a Cercedilla. No contento con ésto, cuidaba su rebaño de ovejas a las que había que ordeñar, así que ¿ cuándo decansaría?.
Este pequeño reportaje muestra las fotos de la noria de "abajo" que a continuación se pueden ver gracias a la gentileza de los dueños de la casa donde se conserva, siendo la dueña, nieta del propietario de la finca dicho anteriormente.

vista del mecanismo otra vista

La noria es un dispositivo o máquina hidráulica que sirve para sacar agua bien sea un rio o de un pozo, elevarla y depositarla en un canal de distribución o verterla en un depósito, un estanque o un pilón. Parece ser un invento árabe y llegó a España cuando la invasión musulmana de la Península.
La noria tiene un engranaje de dos coronas, una horizontal y otra vertical. A la vertical iba unida un rueda grande en la se ataban (o sujetaban por otro método) varios recipientes llamados cangilones o alcaduces (o arcaduces), de manera que al girar la rueda dentro del pozo los cangilones se llenan de agua y al dar la vuelta, se vaciaban en el exterior, depositándola en un acueducto o en nuestro caso, en un pilón desde donde se distribuía para el riego.

pieza sobre el eje vertical la galga

El movimiento se conseguía generalmente mediante la utilización de tracción animal, para lo que se uncía el burro, buey o mula a una pértiga en posición horizontal que iba sujeta a la corona horizontal por medio de un eje, con lo que el movimiento era transmitido mediante el angranaje a la corona vertical y por consiguiente a la rueda, y así los cangilones bajaban y se sumergían en el agua, se llenaban, subían y se descargaban al dar la vuelta.
Además de la tracción animal, esta noria disponía de un dispositivo que permitía acoplar una rueda volante al eje unido a la corona vertical e iba provista de una manilla mediante la cuál un hombre podía dar vuelta a ese volante y así dar movimiento al mecanismo de la noria y poder sacar agua, pero ese volante no se conserva y se ha perdido la oportunidad de poder contemplar la noria con ese mecanismo completo.
Para evitar que cuando los cangilones estuvieran llenos, la noria comenzara un movimiento de retroceso, se disponía de una pieza que enganchaba en la corona vertical, de manera que trababa el engranaje y evitaba el movimiento, y esa pieza que era una cuña de hierro algo curvada, se denomina galga.

vista lateral detalle de la galga


Y esta es una de las cosas que pertenecen a la historia del pueblo y que los propietarios de la casa han sabido conservar.

La noria de "arriba" no se conserva, pero hoy todavía se puede ver el estanque y el pozo, del que se sigue sacando agua para regar el jardín de una casa cercana. La noria estaba sobre una plataforma circular, a modo de un cilindro de 1 m. de alto y unos 6 m. de diámetro, de manera que la caballería usada para sacar el agua tenía espacio suficiente para dar vueltas, y en el centro se encontraba el mecanismo de la noria, y justo al lado, el estanque en el que se recogía el agua para su distribución en el riego.


En las siguientes fotos se ven detalles de la vieja noria, en la de la derecha se ve la tapa del pozo y el caballete sobre el que se apoyaba el mecanismo de la noria y en la de la izquierda se ve el rebaje hecho por los últimos dueños en el terreno para tener acceso al pozo y a la bomba con la que sacaban agua últimamente. En la siguiente foto se ve entre zarzas el estanque al que iba a parar el agua para distribuirla después para el riego.

plataforma con el pozo vista de la boca del pozo


estanque entre zarzas



A mediados del mes de septiembre de 2008 estuve viendo las obras que se estaban realizando en la zona de las Hachazuelas por ser testigo de lo que se va a ser la construcción de un gran número de viviendas, en donde se han trazado ya lo que serán las nuevas calles y cual fue mi sorpresa al poder contemplar el mecanismo de la que creía desaparecida noria, pues era tal la cantidad de zarzas y ramaje que la tapaban que nadie pensaba que estaba allí, pero afortunadamente se encontraba junto al pozo y el pilón, al cual ya le han tocado las máquinas y han empezado a destruir. A continuación se muestran fotos del "aparecido" mecanismo junto al pozo y el nivel de agua nos da una idea de la cantidad que ha dado siempre.


la vieja noria las coronas viejas


el pozo lleno en estas fechas

Esta noria de "arriba" es propiedad de la nieta del antiguo propietario de los terrenos donde se encontraba la huerta, siendo hermana de la propietaria de la noria de "abajo" dicha al principio de este reportaje, y al igual que la otra, disponía de una rueda volante que se acoplaba al eje de la corona vertical para sacar agua girándola por medio de una manivela. El marido de la propietaria me comentaba que el día que encontró este mecanismo, vio también el volante, pero al cogerlo para verlo detenidamente se quedó con un trozo de los varios en que se partió debido al estado de deterioro en el que se encontraba, y también me comentaba la cantidad de agua que daba el pozo y lo rapidamente que se reponía.
Tengo la esperanza de que no se pierda esta pieza vestigio de la historia del pueblo y que podamos contemplarla algún día como pieza de museo en algún local del Ayuntamiento, que bien pudiera ser la Casa de Cultura.


© 2006 - Antonio López Hurtado