torre del telégrafo


ruinas de la torre de Monterredondo

Ese edificio en ruinas que hemos visto durante muchos años en lo alto de Cabeza Mediana, o como decimos en Moralzarzal, Cerro del Telégrafo, mostrado en la foto de aquí arriba, corresponde a los restos de la antigua torre de telegrafía óptica que estuvo en funcionamiento en el siglo XIX, la llamada torre del telégrafo, pero vamos a recordar un poco de su historia y en general de la telegrafía.

El 19 de julio de 1794, la Convención francesa recibía el primer telegrama de la historia, y en él se anunciaba la toma de las plazas fuertes de Landrecies y Condé por parte del ejército republicano francés, que estaban hasta entonces en manos de las fuerzas austríacas. y fue transmitido desde Lille hasta París a lo largo de una línea de telegrafía óptica de 230 km. con 22 torres, estando situada la última en la cúpula del antiguo palacio del Louvre. Fue Claude Chappe quién en 1790 concibió un sistema de señales ópticas, a través de las cuales y del correspondiente código, se pudieran transmitir carácteres numéricos y alfabéticos a una determinada distancia, y para perfeccionar su sistema contó con la colaboración de un relojero suizo residente en París, Abraham Louis Breguet. El éxito de una primera línea de prueba hizo posible la realización de una completa red de telegrafía óptica en Francia que alcanzó unos 5.000 km. hasta que llegó la telegrafía eléctrica.

En España, que no permaneció ajena a la corriente modernista de la época, hubo diversos individuos impulsados por esa corriente los que empezaron a experimentar varios sistemas de telegrafía, y así, desde 1794 se suceden distintos proyectos como los de Ximénez Coronado, que era astrónomo, Salvá y Campillo (médico), Hurtado (militar) y Betancourt (ingeniero).
En la Gaceta de Madrid del día 14 de octubre de 1794 apareció la noticia de que D. Salvador Ximénez Coronado, que era profesor del Observatorio Astronómico de Madrid ubicado en el Retiro, había hecho un experimento que resultó con éxito y las pruebas se realizaron entra varios puntos cercanos a Madrid intercambiando mensajes incluso de noche, aunque al parecer lo fundamental de esas pruebas fue el ver el buen comportamiento de los nuevos anteojos acromáticos, pero los puntos elegidos para realizar el experimento fueron el Observatorio del Retiro, el Cerro de loa Ángeles y la cuesta del Arenal en Valdemoro, puntos estos dos últimos que serían elegidos en futuras líneas de la telegrafía óptica.
Cuando la invasión napoleónica, las tropas francesas, lo mismo que ocurrió en tantos otros lugares de la geografía española, entraron a saco en el Observatorio haciendo de él uno de sus cuarteles generales y quemaron el telescopio y tiraron los libros, con lo que quedó destruido casi todo, y el propio Salvador Ximénez dijo que fue testigo de cómo toda su vida de logros e ilusiones quedó desmoronada en un instante .
El 4 de noviembre de 1794, la Gaceta sacó a la luz un suplemento dedicado totalmente al experimento realizado por el profesor del Observatorio, del que se ve seguidamente parte.

suplemento de la Gaceta


Pero fue Agustín de Betancourt, prestigioso ingeniero militar español, el mayor impulsor de este invento, el cual estuvo en París becado por el rey Carlos III, relacionándose allí con destacadas personalidades de la ciencia y la ingeniería y fue una persona conocida y respetada en ese ambiente, de modo que cuando presentó en París su propio sistema de telegrafía, construido en colaboración con Breguet, fue respaldado de manera que pudo hacerse oir por el gobierno francés, pero como ya estaba allí en funcionamiento el telégrafo de Chappe, no fue aceptado el de Betancourt, que era mucho más rápido, y además el sistema de Betancourt no fue adoptado en Francia, por una razón muy poderosa (tiene su lógica), que fue la oposición del Director General de los Telégrafos Franceses, que era Chappe, el cual ni siquiera se tomó la molestia de informarse del funcionamiento del de Betancourt, cuando el propio Napoleón estuvo muy interesado en que el sistema telegráfico de nuestro compatriota fuera implantado en Francia, pues el emperador tuvo muy buena opinión de él y verlo superior al de Chappe, opinión fundada cuando se produjo la invasión francesa de España.
Betancourt vivió en Francia y en Inglaterra y conoció los sistemas que se utilizaban en ambos paises, y con el apoyo del secretario de Estado de Carlos IV, D. Mariano Luis de Urquijo, sustituto de Godoy como primer ministro, consiguió de Carlos IV una Real Orden en febrero de 1799 por la que se aprobaba el proyecto para la instalación del telégrafo óptico en España, proyecto que contemplaba la línea Madrid-Cádiz, contruyéndose por esas fechas el tramo Madrid Aranjuez, que tenía torres en el palacio del Buen Retiro, en el Cerro de los Angeles, Cerro Espartinas en Valdemoro y en el monte Parnaso en Aranjuez, pero debido a la crisis económica la construcción de más tramos sufrió un frenazo considerable.

El sistema ideado por Betancourt, que tuvo una valiosa ayuda en el desarrollo de la mecánica del sistema de su amigo Abraham Louis Bréguet, relojero franco-suizo con el que entabló una buena amistad durante su estancia en París entre 1781 y 1784, era bastante diferente del sistema de Chappe, y una mecánica que era mucho más sencilla, y fundamentalmente constaba de un mástil y en su extremo superior había una pieza móvil la cual podía girar, a la que llamaron aguja. Era como un larguero o travesaño a especie de flecha, que disponía en uno de sus extremos un travesaño pequeño perpendicular al larguero y que no disponía de nada en el otro extremo, con lo que era como una T que giraba por el punto medio del larguero.
El larguero podía girar 360º, pero el mecanismo hecho por Breguét permitía posicionarlo de manera que girara de 10 en 10 grados, y así podía adoptar 36 posiciones diferentes (a 10 grados una de otra), y con estas 36 posiciones se podían codificar 26 letras y 10 cifras, lo cual daba una amplia gama de posibilidades.
La flecha, larguero o aguja la manejaba el torrero desde la base del mástil mediante un volante o manubrio que por medio de un mecanismo muy sencillo de transmisión, a base de correa y poleas, la giraba hasta colocarla en la posición deseada correspondiente al código a trasmitir. La polea principal, que estaba fijada al manubrio que manejaba el operador del telégrafo, tenía su circunferencia dividida por tantas ranuras como ángulos diferentes podía adoptar la flecha, que eran 36, y cada una de las ranuras tenía asociada una letra o un número.

Las torres de la línea disponían también de dos catalejos, uno apuntando a la torre anterior y otro a la torre siguiente, con los cuales podía ver las posiciones de las agujas anterior y siguiente, y la transmisión era muy sencilla porque los signos a transmitir estaban grabados en el manubrio principal de la torre como se ha dicho antes.

Seguidamente se muestra un dibujo del mecanismo ideado por Betancourt y Beguét.

mecanismo de Betancourt


Hubo un enfrentamiento entre D. Agustín de Betancourt y D. Manuel Godoy y Alvarez de Faria, primer ministro del rey Carlos IV, enfrentamiento debido a las diferencias sobre un proyecto hidráulico del río Genil a su paso por Granada y como consecuencia de ello, Betancourt optó por el exilio. Godoy estuvo de ministro en el periodo entre 1792 y 1797 y posteriormente entre 1801 y 1808, siendo en el periodo intermedio cuando realizó sus proyectos de líneas de telegrafía óptica, pero debido a su marcha al exilio, dicho proyecto de línea de telegráfica comenzó a ser desinstalado cuando se produjo la invasión de España por parte de las tropas napoleónicas. La telegrafía óptica, durante los años siguientes, sufrió un gran parón en España, y solamente hubo ciertos intentos dentro del ámbito militar para crear nuevas líneas, como fueron las llevadas a cabo primeramente por el teniente coronel de ingenieros D. Francisco Hurtado y posteriormente por el oficial de Marina D. Juan José Lerena.
El proyecto de Francisco Hurtado consistió en el desarrollo de una red militar compuesta por cuatro líneas que unían Cádiz con varias ciudades de su bahía, y que eran Sanlúcar de Barrameda, Medina Sidonia, Chiclana de la Frontera y Jerez de la Frontera, y un tramo que funcionó temporalmente que unía Jerez de la Fontera y Sevilla. Esta red estuvo en funcionamiento (parcial o completamente) hasta el año de 1820 y como era principalmente de uso militar, no tuvo apenas repercusión para el uso en el ámbito civil, y parece ser que prestó servicio durante la batalla de Trafalgar, acaecida en octubre de 1805 cerca del cabo de Trafalgar en la provincia de Cádiz.
El sistema desarrollado por el teniente coronel de ingenieros Francisco Hurtado era del tipo llamado de semáforo, y la máquina telegráfica consistía simplemente en un asta y dos paletas que podían girar en un plano vertical y que eran movidas por medio de unas poleas, para así conseguir las 24 combinaciones del código empleado, combinaciones que eran asignadas a las cinco vocales, a quince consonantes y a cuatro combinaciones de servicio. Se podía cambiar el significado de las 20 letras en números o al revés mediante una de las combinaciones de servicio, algo así como muchos años después se empleó en los teletipos.
Como sucedía con los demás sistemas de telegrafía óptica, la transmisión del código alfabético resultaba muy lento y finalmente se optó por un código basado en un repertorio, es decir un libro abreviado, un índice o registro en que sucintamente se hace mención de cosas notables y otras informaciones, libro o registro en el que se recogen datos o informaciones de manera organizada para facilitar su búsqueda, con cifrado de frases y expresiones más usuales. El diccionario correspondiente contenía predominantemente expresiones militares pero, si era necesario, se podía hacer cualquier frase pasando al procedimiento de codificación de letra a letra.

Desde que la primera línea de telegrafía óptica de España fue inaugurada en 1800, hasta el año de 1846, la red no sufrió una gran expansión debido fundamentalmente a las crisis de Gobierno y a las guerras internas de nuestro país, y así, el sistema de Betancourt empezó a ser desinstalado durante la Guerra de la Independencia contra las fuerzas invasoras francesas, y solamente el sistema telegráfico militar de Hurtado estuvo en funcionamiento en la provincia de Cádiz hasta 1820, como se ha dicho más arriba.

Hacia 1830 surgió un nuevo impulso en el desarrollo de la telegrafía y el impulsor fue Juan José Lerena y Barry, un oficial de Marina, de tendencia liberal, que había estado al servicio de la Marina navegando por Europa y América, y como consecuencia de la implantación del absolutismo de Fernando VII y la persecución de los liberales, Lerena optó por el exilio y se marchó a los Estados Unidos de América, permaneciendo exiliado hasta 1829, y allí le vino la idea de un nuevo sistema de telegrafía, y marchando a Cuba, presentó a sus antiguos compañeros oficiales de la Marina un sistema telegráfico valedero de día y de noche, y lo mismo para mar que para tierra.
Cuando regresó a España en julio de 1830, y tras pasar un periodo en el que se "recicló" políticamente, fue repuesto en su empleo y se entregó en cuerpo y alma a hacer demostraciones de su sistema telegráfico y después de hacer la presentación de su proyecto ante la Corte, en 1831, Lerena recibió el encargo de la construcción y puesta en marcha de las líneas que formarían la red telegráfica entre Madrid y los Reales Sitios, terminando, a los tres meses, la construcción de las 4 estaciones de la línea que unía Madrid con Aranjuez, con estaciones en la torre de los Lujanes, Cerro de Los Ángeles, cerro de Espartinas en Valdemoro, y Monte Parnaso en Aranjuez.

El 24 de julio de 1832 comenzó a funcionar la línea Madrid-San Ildefonso, que contaba con las estaciones intermedias del Puerto de Navacerrada y la de Hoyo de Manzanares, mostrándose en la foto que sigue lo que queda hoy día de la torre que levantó en la cima del monte El Estepar en la Sierra de Hoyo de Manzanares, muy cercana a la línea límite de Moralzarzal y Hoyo (a la derecha se encuentra el macizo rocoso de El Estepar, pero no aparece en la foto).

ruinas de la torre de El Estepar


En marzo de 1834 entró en funcionamiento la línea Madrid-Carabanchel Alto, y la de San Ildefonso a Riofrío en julio de 1834. En el verano de 1834 empezó la construcción de la línea que unía Madrid con El Pardo, siendo ésta de uso privado de la familia Real, que la utilizaba para estar al tanto de las noticias que llegaban a Madrid cuando la familia estaba en alguna de sus residencias de fuera de la capital.

El sistema de Lerena tenía un mástil y un panel. El mástil permitía elevar una bola y situarla en distintas posiciones, y el panel que cambiaba de color. Lerena indicaba que su sistema empleaba cuatro signos, y no revela más detalles, para establecer cada signo se empleaban dos segundos y las torres bases de la línea telegráfica podían situarse a la máxima distancia de dos leguas y media una de otra, es decir como máximo a 12 km.
Gracias al informe presentado por el propio Lerena al Consejo de Ministros, se conoce con bastante detalle las torres que construyó, su coste, el número de despachos que por ellas se cursaron y el ahorro que ello supuso para el Estado, y por poner un ejemplo, en 1831 se cursaron diversas comunicaciones y se realizaron ejercicios de instrucción y en 1832 entre Madrid y Aranjuez se efectuaron 335 comunicaciones y entre Madrid y San Ildefonso fueron 361. La explicación al poco apoyo que su implantación obtuvo hay que verla en que no se cursó ningún despacho oficial en el año 1833, lo que demostraba el desconocimiento que los gobernantes y la propia Corte tenían de la utilidad que representaba el telégrafo. Cuando en 1833 muere Fernando VII, empezaron las disputas por la sucesión al trono entre los partidarios de Carlos Isidro, hermano del Rey y los de la infanta Isabel, hija del Rey y nombrada por Fernando VII heredera al trono, y como consecuencia de ello estalla la primera guerra Carlista, jugando un papel muy importante, como medio de comunicación entre Pamplona y Logroño, la telegrafía óptica, usada por las tropas partidarias de la infanta Isabel.

De la línea de Madrid a los reales sitios, se muestra seguidamente una foto con los restos de la torre que estuvo de servicio en Hoyo de Manzanares, en la parte más alta de la sierra de Hoyo como se ha dicho anteriormente, junto al alto de El Estepar, y en esta foto se puede apreciar a la izquierda las ruinas y a la derecha el monte y arriba del macizo rocoso una mancha blanca que corresponde al vértice geodésico Estepar.

cima de El Estepar


Lerena, que tenía previsto seguir ampliando su sistema telegráfico, vio como se iniciaron los trabajos de construcción, en marzo de 1835, de la línea telegráfica entre Madrid y Burgos, pasando por Valladolid, con 17 torres intermedias. Pero la alegría se acabó pronto al surgir problemas económicos como resultado de los gastos de la guerra y haber problemas para obtener fondos del gobierno con los que proseguir con las obras, suspendiéndose en octubre los trabajos como consecuencia añadida del informe de evaluación presentado por el supervisor del Gobierno de la obra realizada hasta entonces, indicando además que el sistema de Lerena era muy costoso y llegando incluso a acusar a Lerena de que había gastado el dinero público sin control.
Lerena estuvo durante el resto de 1835 y 1836 polemizando con el Gobierno sobre la utilidad del telégrafo y defendiéndose de esas acusaciones hasta que finalmente el Tribunal de Cuentas le dio la razón en el asunto del manejo de fondos, pero no sirvió de nada para que se reanudaran las obras de la línea entre Madrid y Burgos.
Lerena desapareció del escenario justo cuando se estaban construyendo las líneas militares en Logroño, Navarra y Alava a consecuencia de la guerra carlista, pero demostró ser un buen técnico en la materia sugiriendo el trayecto para cruzar la sierra de Guadarrama, en la línea de Madrid a Burgos evitando pasar por Siete Picos y optando por el puerto de los Leones, inclinándose por hacer Madrid-Valladolid-Burgos y además aconsejó la construcción de torres fortificadas (la época tan convulsa así lo aconsejaba), siendo su amigo José María Mathé el que empleó años más tarde algunas de las ideas de Lerena para desarrollar la primera gran red nacional de telegrafía óptica.

Sobre lo dicho de la época en que Lerena estuvo defendiéndose de tantas cosas que se dijeron sobre él, hubo mucha polémica en la Prensa y a continuación se muestra parte de un artículo aparecido en LA REVISTA ESPAÑOLA del 20 de agosto de 1833, poniendo en primer lugar la cabecera de ese periódico.

cabecera



artículo   artículo

En otro artículo de la LA REVISTA ESPAÑOLA del 27 de junio de 1836, se le defiende del ataque al que le ha sometido el ministerio de Gobernación a la vez que se ensalza la labor desempeñada por el fundador de las líneas telegráficas a los Reales Sitios, y dice que fue recibido en la tarde de ayer por S.M. en audiencia particular. Sigue comentando que presenta a su pais un nuevo método de telegrafía, todo de su invención por el que no se suspenden las comunicaciones telegráficas aunque sobrevenga la noche, que le dirige y organiza bien, .....

En el Semanario pintoresco español de 16 de mayo de 1841 se puede leer que hasta el de 1831 no vimos en España una línea telegráfica regularmente organizada. En el mes de abril de aquel año se estableció por orden del rey Fernando VII la de Madrid a Aranjuez, que constaba de cuatro puestos y en el siguiente, la de aquella al real Sitio de S. Ildefonso que tenía uno más. El teniente do navio D. Juan José Lerena, fue nombrado su director, y bajo un sistema de su invención, ..... trabajaron hasta el año de 1835, en que la guerra civil, que todo lo devoraba, absorvió también los telégrafos de los Sitios.

Otro artículo de prensa en el que se ven los elogios a Lerena, es el aparecido en el Semanario Pintoresco Español de 23 de mayo de 1841 con la rectificación enviada al Semanario por José María Urbina, Manuel Montero, Ramón Trujillo, José Velasco Dueñas y José María Mathé sobre información aparecida anteriormente, lo cual se puede leer aquí abajo, y además se dice de un telegrama recibido de noche.

rectificación


En la edición del jueves 15 de agosto de 1835 de la Revista Española aparecen los estados de cuentas correspondientes a 1831, 1832 y 1833 con las cantidades recibidas por la Dirección de los Telégrafos y las cajas de su procedencia, como Loterías, el Real Tesoro, etc. y también la inversión de esas cantidades especificando gastos de construcción, entretenimiento y sueldos, correspondiendo al apartado de construcción el costo en su totalidad de las torres y edificios donde están colocados los telégrafos, incluyendo máquinas y enseres. Se trata de la torre de la capital, y las de los sitios reales de Aranjuez y El Pardo, el edificio construido de nueva planta en el Real Sitio de San Ildefonso y las torres intermedias de "siete picos" en lo alto del puerto de Navacerrada, "del Hoyo en la sierra de Colmenar", de los Ángeles en la ermita, y la de Espartinas. Todo ello lo firma en Madrid el 8 de agosto de 1835 Juan José de Lerena.

Hoy día estamos acostumbrados a que los presupuestos de las obras se sobrepasen crecidamente y también sucedía en tiempos de las obras telegráficas de la época de Lerena, y así se ve en un artículo aparecido el domingo 13 de diciembre de 1831 en la Revista Española donde se trata de las exposiciones dirigidas al Ministerio "de lo Interior" por el Sr. Lerena, director que fue de telégrafos, expresando que aparecen desfigurados varios hechos que conviene rectificar, que aparecieron en un artículo inserto en la Revista Mensajero del 7 de diciembre de ese mismo año.
Se dice de fondos gastados en la línea de Valladolid y entre otras cosas aparece que después de haber gastado 175.000 reales, el resultado obtenido consiste en una torre edificada en el Camino Real de Castilla a bastante distancia de Las Rozas, que aún no se ha acabado, "con dos pisos de tabla y una azotea de lo mismo cubierta de plomo". También aparece mencionada la torre de Torrelodones y otra que es la del "León de Guadarrama".
Y sobre lo dicho de excederse en las cantidades previstas en los presupuestos, en el artículo se ve que el cálculo de Lerena para las obras de la torre de Aranjuez, 70.000 reales, que se emprendió bajo los auspicios del que fue director de Loterías, Estefani, costó 171.579 reales. También dice que hasta finales de 1834 han absorbido los telégrafos por todos los conceptos desde 1831 la cantidad de 1.141.063 reales.
Asimismo se habla del cese de Lerena y dice que "el gobierno puede administrativamente separar de su destino a un empleado cuando conviene al mejor servicio", y también aparece que S M. está satisfecho del celo y adhesión manifestada por el Sr. Lerena y del deseo de que "su invención telegráfica se perfeccione influyendo en beneficio suyo y del Estado".
Y seguidamente se puede ver parte de ese artículo aparecido en La Revista Española de diciembre de 1835.

   


A partir de 1840, la telegrafía registró otro nuevo impulso y hubo un real decreto de marzo de 1844 relativo al establecimiento de un nuevo trazado de la red de telegrafía óptica con un proyecto tan ambicioso como pretendía unir Madrid con todas las capitales de provincia y además de citar como uno de los máximos responsables a José María Mathé, también se establecían las condiciones que habían de cumplir las líneas, la distancia entre torres y se definían las tres primeras líneas a construir.
La Gaceta de Madrid con fecha el miércoles seis de marzo de 1844 da a conocer una nota del ministerio de la Gobernación en la que se dice que :
Decidido el gobierno de S.M. a procurar por cuantos medios están a su alcance el afianzamiento del orden público, para que los pueblos puedan disfrutar los beneficios de una administración paternal y previsora, ha reunido los fondos necesarios para establecer las líneas telegráficas por cuyo medio deberán quedar todas las capitales de las provincias y puntos notables de las costas y fronteras en comunicación directa con la del reino, en el grado de perfección que las tienen en otros paises. A este fin S. M. ha tenido a bien disponer :...
Hace referencia a las reales órdenes dadas en fecha 14 de mayo y 1º de junio de 1837 a la Dirección General de Caminos, comunicando al director general que a la mayor brevedad posible presente el plan de telégrafos con el aparato y sistema de comunicación que la junta consultiva haya elegido, con presupuesto del coste del primer establecimiento y el de los gastos de conservación y servicio, designando el orden para establecer las líneas, la adquisición de instrumentos y otras cuantas cosas más como se puede ver en el recorte de esa nota de prensa de la Gaceta de Madrid que se muestra seguidamente.



y se ve que la nota va dirigida al Sr. Director General de Caminos, que entonces era D. Manuel Varela y Limia, por el ministro de la Gobernación en esas fechas, el Sr. marqués de Peñaflorida, que se llamaba José Justiniani Ramírez de Arellano.

Entre las líneas previstas estaban una primera desde Madrid a Irún pasando por La Granja, Segovia, Valladolid, Palencia, Burgos, Vitoria, Tolosa, San Sebastián y finalmente Irún. Una segunda desde Madrid a Cádiz pasando por Toledo, Ciudad Real, Córdoba, Écija, Sevilla, La Carraca, San Fernando y Cádiz, una tercera desde Madrid a la Junquera pasando por Aranjuez, Ocaña, Albacete, Almansa, Valencia, Castellón, Peñíscola, Vinaroz, Tarragona, Barcelona, Gerona y Figueras hasta llegar a la Junquera, y otras líneas más, pero solamente se construyeron estas tres citadas anteriormente aunque sufrieron modificaciones en las estaciones intermedias y el protagonista de ese nuevo impulso fue José María Mathé Aragua, que además de miembro del Cuerpo de Ingenieros de la Armada, era brigadier de Caballería y coronel de Estado Mayor, y fue elegido en 1844 para llevar a cabo la construcción de la primera de esas tres líneas dichas, la de Madrid a Irún, que fue denominada Línea de Castilla, instalando en ella la versión de su propio telégrafo óptico. (Mathé había colaborado con Lerena en el telégrafo de éste).
La construcción de esta primera línea establecida de Madrid a Irún, fue ordenada por una Real Orden de 29 de Septiembre de 1844 y entró en servicio el 2 de Octubre de 1846. Se componía de 52 torres, teniendo la cabecera en al cuartel de los Guardias de Corps (conocido hoy día como Cuartel de Conde Duque), aunque cuando en 1848 se construyó la torre de la Casa del Correo, en la Puerta del Sol, la cabecera se trasladó allí, pues ese edificio albergó el Ministerio de la Gobernación, del que dependía el Telégrafo, y era el destinatario mayor de los comunicados que se cursaban. La segunda torre estaba en Aravaca, la tercera en las Rozas, la cuarta en Torrelodones, llamada Navalapiedra (antiguamente llamada las Tejoneras), que puede verse perfectamente conservada cerca de Torrelodones al haber estado habitada. La quinta torre, denominada Monterredondo, en Moralzarzal (eso se dijo entonces) y la sexta en el puerto de Guadarrama, pero vamos a ver la lista y denominación de cada una de las 52 torres de la llamada línea de Castilla, la que iba de Madrid hasta Irún.

 

Algunos trazados sufrieron variación como se ha dicho anteriormente y en la relación de de los nombres de las torres de esa línea de Castilla, se ve que no consta La Granja, pues el trazado se varió pasando por el alto del León en lugar de por el alto de Navacerrada, así como también pasó con la Carraca en la línea a Cádiz y las torres de Aranjuez, Ocaña, Albacete, Almansa en la línea a La Junquera pues se varió pasando por Rivas Vaciamadrid hacia la provincia de Cuenca como Motilla del Palancar y siguiendo por Requena y Buñol hasta Valencia.

Una vez iniciadas las obras y habiendo terminado las tres primeras torres de la línea de Castilla, apareció en la prensa el anuncio de la Dirección General de Caminos, Canales y Puertos de ese acontecimiento y el inicio de la construcción de las restantes, como se puede ver en lo publicado en la Gaceta de Madrid el 19 de junio de 1845 o en el periódico La Esperanza de ese mismo día, mostrando seguidamente lo aparecido en esta última publicación.

Estando concluidas las tres primeras torres telegráficas de la línea de Madrid a Irún que han de servir de escuela práctica, asegurados los fondos necesarios para la construcción de las demás, y autorizada competentemente por Real orden de 16 del actual esta dirección general ha señalado el día 14 de Julio próximo, y hora de las doce de su mañana, para el remate de las 43 que restan por construir ...

siguiendo lo que se puede leer en el recorte de ese anuncio que se muestra a continuación:

recorte


Se ve que la nota va firmada por el Director General de Caminos que entonces era D. Manuel Varela y Limia.

Volviendo a nuestra torre, es curioso que se llamara de Monterredondo y no de Cabeza Mediana (Monterredondo es una parte del monte Cabeza Mediana que da a la zona de Collado Mediano hacia los Bálagos y las Salineras). Además constaba como ubicada en término de Moralzarzal, estando en realidad en terreno perteneciente a Collado Mediano, aunque siempre la hemos considerado como perteneciente al pueblo de Moral (está a unos 35 metros de la línea límite de Moral y Collado Mediano).
Las cinco primeras torres de esta primera línea (la denominada línea de Castilla), sirvieron también para comunicar telegráficamente con el Real Sitio de San Ildefonso, que eran las torres comprendidas en el tramo de Madrid a Monterredondo.
Desde la torre de Monterredondo (nuestra torre del Telégrafo) se comunicaba con la del Telégrafo, situada al oeste del puerto de Navacerrada y al este de Siete Picos en el alto de Hoyo Redondillo; ésta con la de Matabueyes y ésta con la de la Granja en el mismo San Ildefonso. La torre de Matabueyes no era necesaria para esa comunicación pues desde la de Hoyo Redondillo de Navacerrada se avistaba directamente la de San Ildefonso, pero era necesaria para comunicar con la de Riofrío tanto para comunicaciones desde Madrid como desde La Granja.
La segunda línea fue la de Cataluña por Valencia, pero solamente funcionó a pleno rendimiento entre Madrid y Valencia a través de 30 torres, aunque también funcionaron los tramos Valencia-Castellón , Barcelona-Tarragona, Barcelona-La Junquera y Tarancón-Cuenca.
La tercera línea construida fue la de Andalucía, con 59 torres y comenzó a funcionar por tramos teniendo torres en capitales como Toledo, Ciudad Real, Córdoba y Sevilla. También había torre en Aranjuez, siendo el tramo Madrid-Aranjuez el de mayor frecuencia de uso por las estancias prolongadas de la Corte en esta ciudad.

Cuando hubo tres líneas funcionando, la cabecera de ellas no podía ser la misma por lógica (¿ a quién se dirigía de las tres un telegrama que iniciara la cabecera ?), pues cada una iba en una dirección distinta, una hacia el norte, otra hacia el sur y otra hacia el este, así que la cabecera de la primera línea o línea de Castilla, ya se ha dicho que estaba en el cuartel de Guardias de Corps o Cuartel de Conde Duque, trasladada luego a la Casa del Correo en la puerta del Sol. La segunda, que era la de Andalucía tuvo la cabecera en un principio en dicho cuartel de Guadias de Corps, pero luego se trasladó al convento de La Trinidad, que fue ministerio de Fomento y luego sería el teatro Calderón, situada al principio de la calle de Atocha, y la tercera, la línea a Cataluña por Valencia, en un principio denominada línea a Barcelona, tuvo su cabecera en el edificio de la Aduana, que albergó el ministerio de Hacienda, al principio de la calle de Alcalá.
El sistema de Mathé tenía una ventaja sobre otros sistemas anteriores de España y el francés de Chappe y era que sus signos marcados por el tambor indicador eran visibles desde todos los puntos del horizonte, y otra ventaja era que un solo torrero podía hacer funcionar la máquina y escribir los signos sin levantarse en las 8 horas de servicio continuo.

Desde "nuestra" torre, la torre de CabezaMediana, hay conexión visual con la de Navalapiedra en Torrelodones (en dirección sureste), en dirección Norte con el monte del Telégrafo que hay al lado del puerto de Navacerrada, y en dirección oeste con la del alto del León.

Como siempre se consideró que la torre de Monterredondo estaba en terreno de Moralzarzal, en el pueblo se tenía como propia y así que hasta una calle se dedicó al telégrafo, mostrándose seguidamente la torre en ruinas y el letrero de la calle.

ruinas   letrero

En esa época hubo muchos artículos en la prensa de entonces hablando sobre el tema de la telegrafía óptica, pues era lógico debido a ser un invento que hizo prosperar la transmisión de información y la comunicación de forma rápida entre lugares distantes, ya que hasta entonces el medio normal de comunicación era el correo. Al principio era un medio de uso casi exclusivamente militar y de la realeza, y como muestra se puede ver en la emisión del domingo 29 de noviembre de 1846 la información dada en un artículo de la GACETA de MADRID dando cuenta de las recomendaciones dictadas desde el ministerio de la Gobernación para el uso y explotación de la línea telegráfica de Madrid a Irún.
Empieza diciendo : Deseando S. M. la Reina (Q. D. G.) utilizar desde luego la línea telegráfica establecida desde esta corte hasta Irún, sin perjuicio de hacer en ella las mejoras que vaya sugiriendo la experiencia, se ha servido resolver que se observen y guarden las disposiciones siguientes : ...
Y sigue diciendo de quiénes podrán dirigir telegramas, quiénes pueden entrar en las torres, de la prohibición a los jefes y subalternos del cuerpo de Telégrafos a revelar en todo o en parte el mecanismo de transmisión de las notas telegráficas y su contexto, que los atentados que tengan como objetivo el interrumpir la transmisión o su interceptación, serán reputados para la imposición de penas, y que la Guardia Civil cuidará de la seguridad de líneas y sus guarniciones, firmándolo el jefe político Sr. Pidal en Madrid a 26 de noviembre de 1846.
Seguidamente se puede ver el recorte del artículo de esa prensa de la GACETA de MADRID.

 

Las torres se concibieron como fortalezas debido a la época turbulenta en que se construyeron y a que se establecían fuera de los pueblos y en parajes solitarios. Eran de gruesos muros, por lo que muchas han aguantado más de 150 años a la intemperie, y concebidas con la puerta de entrada a unos dos metros del suelo, de tal modo que el acceso al interior se hacía por medio de una escalera que se echaba desde dentro. También disponían de aspilleras para facilitar su defensa. Hay que tener en cuenta que los torreros disponían de carabinas entre el material de la torre.
Las torres, todas idénticas y según el estándar fijado por Mathé, serían de 7 m. de lado y 12 de alto y debían estar separadas unas de otras 2 leguas como mínimo y 3 como máximo (la legua es una unidad de longitud, usada antiguamente, que expresa la distancia que una persona puede andar, normalmente a pie durante una hora, siendo una medida itineraria que en el antiguo sistema de medidas español equivalía a poco más de 5 kilómetros y medio). Una menor distancia suponía construir más torres, lo que implicaba mayor coste y una mayor distancia suponía una dificultad mayor para divisar la torre contigua, anterior o posterior, con los medios ópticos de aquella época. Constaban las torres de 3 plantas cubiertas, y sobre la cubierta superior, que era plana, se ubicaba el telégrafo. Desde la tercera planta se manipulaban los controles del telégrafo situado encima. Se construían esencialmente de mampostería y ladrillo, y a veces estaban encaladas o enfoscadas y pintadas de ocre. Todas las torres son prácticamente idénticas, aunque se pueden apreciar diferencias en las técnicas de construcción en las que aún quedan en pie, dependiendo de la disponibilidad o no de los distintos materiales en la zona en que se construyeron, o al criterio de los encargados de construir el edificio. Disponían de un patio o cerca hecha de piedra desde el que se accedía por la escalera que descolgaban desde el interior de la torre, como se puede ver en las fotos siguientes.

patio en El Estepar   patio en Monterredondo

A la izquierda se aprecia la tapia de piedra en lo que queda de la torre de Hoyo de Manzanares (en el Estepar), y a la derecha, en una foto del verano de 1951, también se puede apreciar la tapia en la torre de Monterredondo, "nuestra" torre del Telégrafo, representando sendas torres los sistemas de Lerena (la de Hoyo) y la de Mathé (la de Monterredondo).
En las siguientes fotos se muestra la tapia del patio de la torre de Hoyo, en el monte El Estepar, en término de Hoyo de Manzanares como se ha dicho anteriormente, y en la de la izquierda se aprecia la tapia de separación de las fincas donde se encuentra la torre, estando a la izquierda de esa tapia la finca correspondiente al campo de maniobras de El Palancar, y a la derecha una finca de los descendientes del que fuera notario de Colmenar Viejo D. Emilio Riaño, como me dijo "Nacho" Morando, su sobrino-nieto.

tapia separando fincas en El Estepar   tapia del patio de El Estepar

Hubo bastante información sobre el tema de la telegrafía óptica aparecida en la prensa de la época, y en la década de 1840 además sobre el propio Sr. Mathé, y así se puede ver lo que apareció en El Heraldo del jueves 6 de junio de 1844 donde dice la noticia que han de ponerse de acuerdo el subinspector del Cuerpo de Ingenieros de Caminos D. Agustín Marcoartu, como encargado de plantear en España el sistema de comunicaciones telegráficas, con J. María Mathé, coronel de Estado Mayor inventor de un nuevo telégrafo de excelentes cualidades. Entre otras cosas, en ese artículo de prensa se puede leer que ese invento, "con las lijeras modificaciones hechas por aquel Sr. ingeniero, resulta un telégrafo económico, de origen español, muy digno de competir con los conocidos hasta el día, inclusos los franceses, tanto por su sencillez como por la riqueza de sus signos, dado caso de que no les aventaje."
Continúa felicitando a dichos señores por su servicio y el honor que con este motivo dan a su patria, y finalmente dice que ha señalado el gobierno 3.060.000 reales para el establecimiento de las comunicaciones telegráficas.
En El Heraldo del jueves 3 de octubre de 1844, la noticia trata de que están asegurados por el ministerio de la Gobernación de acuerdo con el de Hacienda, los fondos necesarios para el establecimiento de las principales líneas de telégrafos, y la junta consultiva se ha dignado mandar que se proceda a plantear la línea de Madrid a Irún, que se adopte el sistema de J. María Mathé con las modificaciones hechas por dicha junta consultiva y de acuerdo con el autor, que se comiencen las obras inmediatamente, que se realicen las subastas para la contratación de las obras, que se proceda a admitir al personal para comenzar su instrucción en las tres primeras torres, que se proceda a la formación de los diccionarios, reglamentos e instrucciones de servicio y recomienda la atención que merece al asunto. (Esto fue enviado al director general de caminos, desde el ministerio de la Gobernación).
La noticia de la adopción del sistema de Mathé y todo lo demás que se expresa en el Heraldo del 3 de octubre, aparece en la Gaceta de Madrid en su edición del miércoles 2 de octubre de ese mismo año de 1844.
Otra noticia fue la aparecida en el Diario Constitucional de Palma del sábado 12 de octubre de 1844, en la que se dice que se designa escogido el sistema de José María Mathé para el establecimiento de la línea telegráfica desde Madrid a Irún.
El Heraldo del jueves 5 de diciembre de 1844 muestra que una comisión ha visitado Valladolid para fijar los puntos de las estaciones de la línea que desde Valladolid va a Burgos e Irún. En la comisión está un inspector de caminos y el coronel de estado mayor D. J. María Mathé, inventor del sistema aprobado por el gobierno, que han sido acompañados por los ingenieros de caminos del distrito.
Seguidamente se muestran recortes de dos artículos aparecidos en la prensa de entonces, a la izquierda el de El Heraldo del jueves día 3 de octubre de 1844 y a la derecha el del Heraldo del 5 de diciembre de 1844 dando la noticia de la visita a Valladolid.
Heraldo del 03-10-1844   Heraldo del 05-12-1844
En El Heraldo del día 7 de enero de 1846 aparece una noticia fechada en Vitoria diciendo que continúan los trabajos de los telégrafos, que hace días había pasado Mathé por la capital alavesa y que después de terminadas algunas ligeras modificaciones que han tenido que hacerse en cuanto a su colocación, se dará principio por secciones a la instrucción de los empleados.

Continúa Mathé trabajando y viajando para poder llevar a buen término su labor y en El Heraldo del miércoles 10 de abril de 1850 se dice que ha llegado a Cádiz el 31 de marzo, dejando rectificada la demarcación de la línea de Andalucía y preparados los trabajos para la construcción de las torres, y las máquinas se están haciendo con la mayor actividad y que para el fin del próximo verano esté la línea en estado de funcionar.

Muchas noticias de prensa hubo durante esos años sobre José María Mathé y su sistema telegráfico, pero veamos algo referente al personal que atendía las torres y los empleados de Telégrafos.
En un pricipio, como la utilización del telégrafo era de uso militar y policial, unido a las circunstancias adversas en las que se tenía que prestar el servicio, dieron lugar a una organización tipo militar, y dentro de esta organización hubo distinción entre la clase que podemos llamar superior (como mandos y oficiales en el ejército) y la clase inferior (como la la tropa dentro del ejército). El personal de la clase superior se encargaba de la planificación, dirección y construcción, y la clase inferior se encargaba del resto de funciones diarias que se desarrollaban en las torres, realizando estas labores los ordenanzas, los torreros y los oficiales de sección.
Como la mayor parte del personal provenía del ejército, en la escala superior o facultativa, se les designaba con grados militares, y así había brigadier jefe de línea, coronel inspector y comandantes de línea, todos ellos procedentes de la oficialidad del ejército. La clase o nivel inferior se constituyó con personal licenciado de la milicia, como sargentos, cabos y soldados.

Las condiciones de trabajo eran especialmente duras. La dotación de cada estación telegráfica se componía de tres o cuatro personas que se iban alternando en el servivio. Durante su jornada laboral, que se extendía de sol a sol, mientras hubiese luz suficiente para divisar una torre, los torreros debían mirar regularmente a las torres anterior y posterior de la línea para comprobar si alguna de ellas se encontraba en posición de atención. Los operadores desconocían la naturaleza del mensaje y simplemente se limitaban a repetir lo que veían en la torre anterior, para que fuese copiado por la posterior.
Además de la dureza de los factores antes mencionados, la vida de los operadores de cada estación era durísima, pues al rigor del clima había que añadir que las torres solían estar en lugares elevados, donde las condiciones se recrudecen, a lo que se unía al hecho de que las deficiencias presupuestarias hacían que en bastantes ocasiones muchas torres fuesen abastecidas por la buena voluntad de los habitantes de las localidades circundantes.

La paga que recibían los del nivel inferior, además de no ser gran cosa, llegaba a veces con demasiado retraso, lo que hacía que los medios económicos de los que podía disponer ese personal resultaran escasos para poder satisfacer sus necesidades, con lo que era bastante corriente que compraran al fiado, motivo por el que había ocasiones que propiciaron algunos abusos, y prueba de ello es la carta que se puede ver a continuación de estas líneas, dirigida por el regidor del Ayuntamiento, Antonio José Maya, al Director General de Telégrafos, quejándose de no cobrar los suministros que se había llevado un empleado de la torre.
Antonio José Maya Antón, regidor del Ayuntamiento por esas fechas, era natural de Santa María de Amonde, arzobispado de Braga, en Portugal, y se casó en Moralzarzal con Prudencia González Domínguez en diciembre de 1834, y como dato curioso compró, cuando la desamortización de Madoz, los terrenos de la plaza del pueblo donde se construyeron la casa donde estuvo el casino, luego bar Centro y donde en 2009 se instaló una notaría, la casa que hay a su izquierda (que fue de Basilio Sanz Esteban) y el Ayuntamiento, que se construyó por 1867, pero veamos la carta.

   

La carta escrita con una sencillez y naturalidad que llama la atención dice textualmente :

Sr. Director General de Telégrafos
Moralzarzal Setienbre 8 de 1855 -
Mi mas Respetable Señor
Muy bien interado de su buen criterio
metiene confuso y¡lleno de admiracion!
el ningun resultado que antenido dos justas
Suplicas deregidas a V E. Reclamando
de Santiago Martinez ordenanza de latorre
de MonteRedondo en este distrito, oy en
Bal de Moro Barias deudas que dejo
Sin Pagar de comestibles de primera nece_
sidad. el año Pasado de 54- Puesto que
Siquiera Sepidio informe a los incargados
dicha Torre D. Raimundo Lázaro
y D. Antonio Asenjo, como sabedores
dedichas deudas.. no molesto a VE.
con el fin de cobrar nada de Martinez
pues Lo creo Perdido, lo hago solo con el
fin sencillo de indicar a VE.
que empleados como Santiago
Martinez y Su Esposa Portandose
Como en este pueblo daran muy Poco
O ningun onor atan honrosa linia.
Suplico a VE. me desimule esta
Rustica franqueza, pues es dimanada
a impulsos de mi leal y sencillo
Sintimento, y disponga de Este su
omilde sirvidor Q.B.S.M
Antonio Jose Maya

Creo que escribía "sin cortarse un pelo", pero con una gran educación y sabiendo denunciar el asunto.

Las torres del sistema de Mathé consistían en construcciones de tres plantas, baja, primera y segunda, (como se ha dicho antes) y las que se ubicaban en poblaciones ocupaban generalmente parte de edificios oficiales u otros que ya existieran, siempre que fuera posible, (Casa del Correo en Madrid) con el fin de evitar costes, como eran torres de iglesias, castillos (el de Burgos se usó para este fin), pero las construidas en descampados se concibieron como pequeños fortines con gruesos muros hechos a base de piedra y ladrillo y con acceso difícil, por eso tenían la puerta en la planta primera, desde la que se descolgaba una escalera para acceder al interior de la torre. En la planta baja solía haber una cocina, que servía a la vez para calentarse, con los ventanucos abocinados a modo de troneras o aspilleras, en la primera estaba la puerta y en la segunda estaban los aparatos de control de la torre, con los cuales se manejaban los mecanismos que se encontraban en la azotea. Había en el interior una escalera de caracol de manera que pudieran comunicarse las tres plantas.

De lo dicho del uso de edificios oficiales o públicos existentes, se dan seguidamente varios ejemplos y a continuación se muestra esa vista fotográfica donde se ven agujas de torres de la catedral de Burgos, a la derecha la torre de la iglesia de San Esteban, y más arriba la torre que hubo en el castillo, como se ha dicho anteriormente, usando como fuente una foto de Jean Laurent, foto hecha desde el Museo Provincial de Burgos en el año 1872, de procedencia de la Biblioteca Nacional.

torre del castillo


Más arriba se ha dicho que la cabecera de la línea de Castilla primeramente se instaló en el cuartel de Guardias de Corps, conocido luego como Cuartel de Conde Duque, pero se trasladó después al Ministerio de la Gobernación que estaba en la puerta del Sol, (en 1848), concretamente en la Casa del Correo que luego albergó la Dirección General de Seguridad y posteriormente fue sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, y la cabecera de la línea de Barcelona se instaló en la antigua Casa de la Aduana, que luego sería el Ministerio de Hacienda situado en la calle de Alcalá muy cerca de la puerta del Sol, pudiéndose ver las torres correspondientes a esas cabeceras en las fotos que siguen.
En estas dos de aquí abajo, en la foto de la izquierda se ve una parte de la calle de Alcalá con el edificio de la Aduana y arriba a la izquierda se distingue la torre, y en la foto de la derecha se ve ampliada la parte de la torre, pudiéndose contemplar perfectamente los paneles horizontales de la estructura para marcar los códigos, según el sistema de Mathé, y nótese que era doble (como el de nuestra torre de Monterredondo), lo que hace pensar que se comunicaba, como cabecera de la línea de Barcelona con la siguiente torre de Almodóvar en Vallecas, y por otro lado se comunicaba con la torre central ubicada en la Casa del Correo.
La torre del ministerio de Hacienda, que antes fue conocida como Casa de la Aduana, se derribó en 1866 según consta en el Diario Oficial de Avisos de Madrid del martes 20 de noviembre de 1866, y la foto que la muestra, de autor desconocido, es de origen de la Biblioteca Nacional, foto datada en 1856.

calle de Alcalá    torre de la casa de la Aduana


Fue en la Gaceta de Madrid del jueves 28 de octubre de 1847 donde se dió la noticia de que se estaba construyendo la torre de la Casa del Correo y hasta entonces se supone que funcionó la del cuartel de Guardias de Corps como la cabecera de la línea de Madrid a Irún, recorte de ese periódico que se muestra seguidamente.

artículo de la Gaceta de Madrid


En la publicación periódica La Ilustración (periódico universal) del sábado día 3 de mayo de 1851 apareció un artículo firmado por M.R. titulado "Los Telégrafos de España" en donde se hace un breve repaso a la historia de la telegrafía en España hasta esa fecha, y comienza diciendo que va a trazar la historia moderna de este ventajosísimo medio de comunicaciones, y lo hace expresando que intenta rectificar la opinión de algunos periódicos que transcriben varias noticias sobre las comunicaciones telegráficas en paises exranjeros y se lamentaban del supuesto abandono en nuestro pais de ese poderoso sistema de civilización, y lo decían en el momento que acabadas de plantear por un sistema absolutamente nuevo y original dos de las grandes líneas generales de la península, se daba la ultima mano al establecimiento de la tercera, poniéndose de este modo en rápida comunicación a la capital del Reino con la frontera francesa por Valladolid, Burgos e Irún; con la costa del Mediterráneo por Valencia y Barcelona; y con la del Océano por Sevilla y Cádiz.
Dice el autor del artículo que si se hubieran tomado el trabajo de informarse, no hubieran caido en ese error. Cita como ejemplo para tomar información el artículo "telégrafos" que el Sr. Madoz consignó en el tomo de Madrid de su Diccionario.
Continúa diciendo de las infructuosas tentativas hechas en los últimos años del siglo pasado, siguiendo con ensayos parciales en 1831, la real orden de 1º de marzo de 1844 (expuesta líneas arriba de esta web) con que se resolvió el planteamiento de esa servicio general y la realización de la línea de Irún que principió a funcionar en 2 de octubre de 1846. Sigue diciendo de la terminación de las líneas dichas antes y que prosiguen los trabajos para terminar la de Barcelona a la frontera, la de Zaragoza a Pamplona y el ramal de la de Andalucía a Badajoz. Continúa diciendo pasar por alto los primitivos ensayos de la telegrafía eléctrica que se hicieron en España en 1756 como consta en las Gacetas de ese mismo año. Menciona el ingenioso sistema planteado en 1796 entre Madrid y los reales sitios de Aranjuez y La Granja debido al capitán de navío don Juan José de Lerena.
Trata de varios proyectos y entre ellos fue elegido el que propuso el coronel del cuerpo de E.M. antiguo ingeniero hidraúlico y hoy brigadier de caballería don José María Mathé, del que dice que lleva ventajas a los de igual clase planteados en el extranjero y que fue adoptado por la dirección y mandado establecer en la línea Madrid a Irún y menciona que en la Gaceta del 3 de octubre de 1846, se estampó el 1er parte transmitido por aquella vía, que decía :
Los Príncipes franceses han entrado aquí hoy, y han salido á las diez y 45 minutos de la mañana, sin novedad, y muy satisfechos del recibimiento que han tenido.

mostrándose seguidamente el recorte de la Gaceta.

recorte


Sigue describiendo la máquina de Mathé, lo que se puede ver más adelante en esta página web cuando se explica su funcionamiento.
Menciona el reconocimiento de los extranjeros que han tenido ocasión de conocer este sistema español de Mathé y sigue con las categorías del personal del servicio telegráfico, a saber, inspectores y comandantes de línea, oficiales de sección; y torreros y ordenanzas.
Se expresa sobre la rapidez y exactitud en la transmisión de los despachos y que basta un cuarto de hora para que llegue a Valladolid una comunicación y vuelva a Madrid el acuse de recibo. También pone que el gobierno ha tenido en dos o tres horas contestación a un despacho dirigido al extremo de la línea y de haberse recibido en Madrid otras a las seis horas de expedidas en París, incluyendo sobre una hora del tiempo de traducción.
Sigue la relación de torres y secciones de la línea de Irún, expresando número de identificación, nombre de la torre, témino municipal y provincia.
Seguidamente pone que en 1848 se emprendió la construcción de la de Valencia y Cataluña y que el tramo de Madrid a Valencia funciona desde finales de 1848, dando la relación de las treinta torres de ese tramo. Del tramo de Valencia a Barcelona dice que está en construcción y que de Barcelona a la Junquera estará muy pronto en servicio, y que en esa línea está en servicio el ramal de Tarancón a Cuenca.
Para la línea de Andalucía, con la experiencia de las otras dos líneas, Mathé vió que podía mejorar su sistema con el aumento de signos y combinaciones así como el mayor grado de seguridad y menos superficie que podía oponerse a la acción de los temporales, idea que propuso al gobierno, que fue aceptada y se montaron la nuevas máquinas, siendo en junio de 1850 cuando quedó en servicio el tramo de Madrid a Puertollano.
Sigue el artículo diciendo de las visitas de Mathé a Córdoba, Sevilla y Cádiz, y se da la relación de torres desde Madrid a La Isla (Cádiz), indicando que hay variaciones en la forma del indicador y en el diseño de las bandas.
Finaliza mencionando un modelo de telégrafo militar día y noche pedido por el Ingeniero General a Mathé, portátil y de rápida y segura manera de armarlo y desarmarlo, construido por don Tomás de Miguel, que fue el constructor de las tres líneas generales, y la petición hecha a Mathé por el ministerio de la Gobernación de un informe sobre establecimiento de telégrafos electro-magnéticos.
El artículo está ilustrado con dibujos de máquinas y de torres telegráficas, como las torres principales (que se puede ver más adelante uno de esos dibujos donde se muestran los cuatro tipos de sistemas), otro de un telégrafo de campaña, otro con la torre central de la casa del Correo y otro con la torre del Buen Retiro.

Seguidamente se muestra una ilustración que aparece en la obra titulada Madrid, Audiencia, Provincia, Intendencia, Vicaría, Partido y Villa, de Pascual Madoz del año 1848, en la que se ve la torre de la Casa del Correo.

casa del Correo


A continuación se muestra un dibujo de esa torre central de la Casa del Correo y parte del artículo de La Ilustración donde se puede comprobar lo dicho sobre la construcción de la torre central de la Casa del Correo aparecido el día 3 de marzo de 1851.

dibujo de La Ilustración    artículo


En esta foto que sigue, procedente de la Biblioteca Nacional, se muestra la puerta del Sol, viéndose el edificio de la Casa del Correo con su reloj, y detrás de él se aprecia la torre central. Cuando estuvieron funcionando a pleno rendimiento las tres líneas principales, la torres cabecera de ellas, a saber, cuartel de Guardias de Corps, Casa de la Aduana y el convento de la Trinidad Calzada, se podían comunicar con la torre central de la Casa del Correo, pero solamente se comunicaba la de Guardias de Corps ya que las otras dos estaban muy cerca de la central.


casa del Correo


Las torres se deterioraban debido a estar en descampados de zonas altas, donde las inclemencias atmosféricas hacían su trabajo de desgaste y desperfectos y se ve en la prensa lo aparecido en El Heraldo el sábado día 7 de octubre de 1848 donde se puede leer que son necesarias obras de mantenimiento y reparación de las torres de la línea de Madrid a Irún sitas en el alto de Guadarrama, hoy alto del León y en la torre de Monterredondo (nuestra torre), considerando tales obras indispensables.
Comienza la noticia diciendo : Línea telegráfica de Irún. - Torre del alto del puerto de Guadarrama. - Presupuesto de las obras que se consideran indispensables en esta torre.
A continuación se van describiendo las partidas con detalle de las reparaciones, y así se ve que en una de las partidas dice : para emplomar la azotea, su antepecho o pretil, cornisa, vertederos de aguas, revestido del hueco del indicador, cajón y tubo del vertedero de las aguas que aquél recoge, todo lo cual hace 880 pies superficiales de emplomado, ...
siendo el total de esta partida 4.400 reales de vellón pues da la cantidad de 880 pies superficiales a razón de 5 reales el pie.
En la siguiente partida se ve la cantidad asignada para revoques "con buena mezcla de cal y arena", blanqueo con lechada de cal en las cuatro fachadas y da la cantidad de 2.415 reales.
La partidas que siguen se refieren a reparación de ventanas, vidrieras, puertas, persianas, pintura de diversos elementos como puertas y ventanas, revoque y blanqueo de paredes interiores, lo que hace que el presupuesto total sea de 9.212 reales de vellón.
Acaba la noticia diciendo : Madrid 3 de mayo de 1848. - El comandante Ramón Martínez.- Conforme.- El brigadier, jefe de las líneas, José María Mathé.

Luego sigue todo lo relativo a las obras a realizar en la torre de Monterredondo, presentándose a continuación parte del recorte de la noticia dada en El Heraldo.

 

A la derecha se ve el presupuesto correspondiente a las obras a realizar en la torre de Monterredondo, muy similares a las que decía que había que hacer en la torre del alto de Guadarrama, y que son la partida correspondiente el emplomado de la azotea, antepecho, petril, cornisa, ... 4.400 reales; la segunda sobre reparaciones a base de ladrillo y la trampilla de la azotea, que se calcula en 650 reales; la tercera partida sube a 872 reales para picado, revoco y pintado de paredes interiores y cielo raso, y la última partida para arreglo de ventanas, persianas y cristaleras la estiman en 380 reales, lo que hace un total estimado para el presupuesto de 6.302 reales de vellón.
También está firmado el presupuesto el día 30 de abril de 1848 por el comandante Ramón Martínez con el conforme del brigadier jefe de las líneas José María Mathé.

A la izquierda se ve lo relativo a las condiciones del contrato, donde se ve que las obras que realice el contratista al que se le adjudique el concurso, estará sujeto a la supervisión de la persona nombrada por el Gobierno, que estarán acabadas en treinta días a partir de la firma; que el contratista que licite, hará un depósito de 1.500 o 1.000 reales dependiendo si es para la obra de las torre del alto de Guadarrama o para la de Monterredondo. ingresando el depósito en el banco de San Fernando, siendo dicho depósito devuelto al licitador excepto el que pertenezca al mejor postor, que será retenido como fianza. Sigue la noticia diciendo que las proposiciones se presentarán en pliego cerrado en los siguientes términos.
Me obligo a hacer las obras de reparación de la torre de          bajo las condiciones aprobadas por S. M., por el precio total de         ; y para la seguridad de esta proposición presento la fianza de          que he depositado en el banco de San Fernando.
dejando esos espacios en blanco donde el licitador ponía los datos correspondientes.

Volviendo al tema general de la telegrafÍa, a continuación se pueden ver dibujos de los sistemas empleados en la telegrafía óptica en España.
A la izquierda se ve el sistema óptico de Betancourt, a su derecha el de Hurtado, más a su derecha el ideado por Lerena y a la derecha del todo el de Mathé, siendo este último el sistema que fue empleado en nuesta torre.

      

A pesar de haber comenzado a funcionar la telegrafía eléctrica, el telégrafo óptico siguió funcionando en la provincia de Segovia, el conocido por algunos como el telégrafo de Valsaín, pues fue en la década de 1880 cuando se instaló la "red local de telegrafía óptica" destinada a la prevención y extinción de incendios en el pinar y "matas" robledales (porciones de terreno pobladas de robles) de Valsaín.
La red estaba compuesta por tres estaciones situadas en Matabueyes, La Camorca y Peñacitores que comunicaban con la estación central situada en La Faisanera.
En cada estación había un transmisor y un receptor, además de un anteojo con el que se facilitaba la recepción. Relativo a la transmisión se hacía a base de posicionar unas bolas a diferentes alturas representando un código basado en la combinación de esas seis bolas, existiendo el "Vocabulario" donde constaban las distintas expresiones que formaban la frase o información a transmitir.
Hay una anécdota relacionada con el telégrafo óptico, y que muestra su utilidad, contada por Joaquín María de Castellarnau en Recuerdos de mi vida, que se resume a continuación.
Cuando los reyes iban de Madrid a La Granja, viajaban en ferrocarril hasta Villalba y luego seguían en un coche de caballos tirado por varias yuntas de mulas (había que subir hasta Navacerrada) y desde que salían de Villalba hasta que llegaban a La Granja, no había noticias de la comitiva.
Desde estaciones de esta red local de telegrafía, se podían divisar distintos tramos de carretera, y a alguien se le ocurrió la idea de hacer uso del telégrafo para comunicar por donde se encontraba la comitiva real y así avisar con tiempo a palacio, y en una ocasión en que Alfonso XII iba a la Granja, se transmitió desde una de las estaciones que la comitiva se hallaba parada en una de las Siete Revueltas y había una "novedad". Se produjo la consiguiente alarma y oficiales, soldados y demás personal, salieron a caballo hacia las curvas de las Siete Revueltas, y lo que había ocurrido era que había volcado el vehículo en el que iba el Rey y como consecuencia de ello se encontraba con un brazo roto y también el general Echagüe que iba acompañando al Rey, siendo solamente ellos los heridos.

Volviendo a la historia de nuestra torre del telégrafo, como los torreros tenían que residir en el pueblo y subir al cerro de Cabeza Mediana para realizar su trabajo, al final algunos tuvieron familia aquí, cosa que le sucedió a Patricio Alameda Zamorano, natural de Herencia, en la provincia de Ciudad Real, con sus padres también de ese pueblo, y esposo de María Romero García, natural de Alzázar de San Juan, también de la provincia de Ciudad Real, así como sus padres, matrimonio que tuvo un hijo el día 26 de junio de 1849 al que pusieron por nombre Juan Pablo y que fue bautizado en la parroquia de San Miguel Arcángel de nuestro pueblo unos días más tarde por el párroco de entonces D. Antonio Carrión, siendo su madrina Victoriana Domínguez Turégano, "cebollera" y moza soltera entonces y actuaron como testigos el padre del niño y el sacristán de entonces Juan Mazarías.
Igualmente pasó con el torrero Antonio Asenjo González que junto a su mujer María Cantalejo Manzano, naturales de Collado Hermoso en la provincia de Segovia, tuvieron una hija nacida en Moral el día 8 de julio de 1852 que fue bautizada por el párroco D. Manuel Taillet, a la que se le impuso el nombre de Isabel, actuando como testigos del bautizo el sacristán Juan Mazarías y Raimundo Lázaro.
El 12 de noviembre de 1853 nació el niño Martín Lázaro Cuéllar, hijo del matrimonio formado por el empleado del Telégrafo de Monterredondo, como era conocida la torre telegráfica del Cerro del Telégrafo, Raimundo Lázaro Bueno y de Froilana Cuéllar López, residentes en Moralzarzal, siendo el padre natural de Tarazona y la madre de Burgos. El niño murió dos años más tarde de gastroenteritis, el 29 de agosto de 1855.
El torrero Antonio Asenjo Cantalejo fue de nuevo padre de un niño el día 12 de febrero de 1855, al que se le impuso el nombre de Eugenio Olallo, bautizado por D. Manuel Taillet, cura en el pueblo en aquellas fechas, siendo testigos el propio padre y el sacristán Juan Mazarías y actuando como madrina Evarista Balandín. Todos eran naturales de Collado Hermoso, de la provincia de Segovia, siendo los padres feligreses de Moralzarzal.
Raimundo Lázaro y Antonio Asenjo son mencionados como encargados de la torre en la carta enviada por Antonio José Maya al Director General de Telégrafos que se muestra en líneas más arriba.


La torre se encontraba en estado ruinoso en el año 2007, después de haber transcurrido unos 150 años desde que dejó de funcionar y el aspecto que presentaba en su interior se puede ver en las fotos que siguen.

rincón interior este-sur rincón interior oeste-sur

En esa foto de la izquierda se ve el rincón este-sur del interior de la torre, apreciándose enlucida o enfoscada la zona por donde se encontraba la escalera de caracol que permitía el acceso desde la planta baja a las plantas primera y segunda.

Esta foto que sigue, nos muestra el aspecto del interior en el rincón formado por las paredes que daban al norte y al oeste.

rincón interior oeste-norte


El aspecto de la torre en su exterior, nos lo da este par de fotos mostradas a continuación, la de la izquierda muestra la fachada oeste y la de la derecha es la fachada norte, fotos obtenidas a mediados de noviembre de 2006 en un día de niebla, y se puede observar que la fachada norte está mucho más entera que la oeste, como pasa en todos los edificios, porque a la norte apenas la da el sol, y las caras que dan al sur o al oeste son muy castigadas, afectando la insolación a todo tipo de materiales (maderas, yesos, etc.).

fachada oeste fachada norte

Una noticia muy importante es que en septiembre de 2007 se empezaron las obras para reconstruir la torre y dejarla con el aspecto que tenía cuando estaba en funcionamiento, y el día 28 de septiembre de 2007, en una de mis salidas al campo, yendo ese día al alto del Telégrafo, me quedé muy sorprendido al ver una vallas metálicas rodeando la torre, un contenedor y una caseta de las que se usan en las obras, y es que iban a hacer las reparaciones necesarias para reparar los desperfectos que presentaba, y como eran tantos, la iban a rehacer completamente, mostrándose seguidamente una foto de lo que allí encontré.

caseta y contenedor


Y en la siguiente foto, hecha el día 24 de diciembre de 2007, se va la torre rodeada por ese andamiaje metálico y pude apreciar que ya se habían empezado las reparaciones de los trozos de torre que se habían caido, como se ve en la parte inferior de la misma a ambos lados de la rampa hecha a base de dos piezas metálicas para pasar las carretillas al interior por el hueco abierto por unos y otros a lo largo de muchos años, por donde se podía entrar, así que a continuación mostraré gráficamente a base de fotos el desarrollo de las obras de restauración de la torre.

aspecto a finales de 2007


El día 4 de mayo de 2008, el aspecto de la torre se puede ver en las fotos siguientes, viéndose a la izquierda la fachada sur enfoscada en parte, donde se aprecia lo que es la puerta en el primer piso, y a la derecha se ven en la azotea los huecos de desagüe de la misma y los hierros del anclaje donde se fijará la estructura del mecanismo indicador de códigos.

 fachada sur anclajes

En la foto siguiente se ve cómo va la construcción del armazón del sistema de señalar los códigos, que se corresponde con el del dibujo de arriba del sistema óptico ideado por Mathé, y se puede apreciar la mayor longitud de las barras internas o centrales respecto a las externas o laterales que se explica más adelante cuando se expone la descripción de la estructura y funcionamiento de la torre.

estructura estructura

En la foto de la izquierda se ve la corona de remate y en la de la derecha el tambor indicador.

corona de remate tambor indicador

En la fotos siguientes se muestra cómo se encuentran las obras en la parte interior, a la izquierda se ve el piso primero y a la derecha el bajo, donde irá la escalera.


planta primera planta baja

Las fotos últimas fueron obtenidas el día 4 de mayo de 2008 y se muestran a continuación otras obtenidas el 25 de mayo de ese mismo año.
En la foto de la izquierda se ve un aspecto general de la torre cuando se va llegando a ella y en la de la derecha se puede comprobar la fachada sur ya enfoscada y con el hueco de la puerta de entrada en el primer piso, más grande que la ventana que tiene encima (2º piso). A esa puerta se accederá desde el exterior por una escalera que se adosará y que se puede ver más adelante en una foto.

fachada norte fachada sur y hueco escalera

En las fotos siguientes se ve ya cerrado y convertido en aspillera el hueco por donde muchos recordarán nos colábamos en el interior de la torre, en el piso bajo (foto de la izquierda), hueco que se ve más arriba con esa rampa hecha de piezas metálicas y en la otra se puede ver ya colocado en la azotea el mecanismo para señalar los códigos, con la corona de remate, a su izquierda un pararrayos y en el centro el tambor indicador.

aspillera fachada este estructura metálica

A continuación, en la foto de la izquierda se puede ver la escalera metálica que dará acceso a la torre, entrando por la puerta que hay en el primer piso, como se hacía antiguamente, aunque entonces se echaba la escalera desde el interior y en la foto de la derecha se ve otro aspecto de la torre.

escalera vista de la torre

Se puede ver en la foto de la izquierda el rincón sur-oeste del primer piso con el hueco de la puerta y se aprecian las paredes enfoscadas y la escalera de mano utilizada durante las obras para acceder del piso bajo al primero, y en la foto de la derecha el rincón norte-oeste con las paredes enfoscadas y la escalera de mano para subir a la azotea.

primer piso segundo piso

El día 16 de junio de 2008, el aspecto de la torre daba la idea de que las obras estaban llegando a su última fase, pues ya tiene el suelo de la planta baja enlosado y pude ver una pieza antigua que habían dejado, el sistema de marcar los códigos con el tambor indicador y la bola ya están colocados encima de la cubierta y la azotea está terminada, chapada en plomo y con refuerzos de cobre en algunas zonas. Se ven los vierteaguas asimismo chapados en plomo, la barandilla metálica en la parte alta rodeando la azotea y tan solo quedan remates y colocar la escalera para acceder al interior por la puerta del primer piso.
Seguidamente se puede ver en la foto de la izquierda un aspecto de la cubierta chapada en plomo con la boca de salida o trampilla para dar acceso desde la planta segunda a la cubierta y en la foto de la derecha otro aspecto de la cubierta donde se ven los puntos donde se apoya la estructura metálica con el indicador.
Del chapado en plomo se hace referencia en líneas anteriores cuando se hace mención de los presupuestos de reparación y obras de mantenimiento de las torres del alto de Guadarrama y de Monterredondo aparecidos en la prensa, como El Heraldo del 7 de octubre de 1848.

trampilla azotea emplomada

En la foto de la izquierda se ve la fachada sur con el hueco de la puerta y una de las hojas preparada para ser colocada, y a uno de los obreros subiendo por el andamio y en la de la derecha se puede ver uno de los vierteaguas de la azotea toda chapada en plomo.

hueco de la puerta vierteaguas

En la foto que sigue se ve la estructura con las barras y las franjas, la bola y el cilindro indicador entre las barras interiores.

estructura y bola

A continuación, en la foto de la izquierda se ve un detalle de la bola y su enganche al cable que la sustenta, y a la derecha se ve un detalle del cable pasando por las poleas por donde discurre.

bola poleas


En la foto siguiente se da una vista de las fachadas que dan al Norte y al Oeste con las contraventanas ya colocadas.



Las obras siguen a buen ritmo y ya se puede ver la torre despejada sin andamios, con las fachadas enfoscadas y a falta de colocar la escalera interior de caracol para poder subir a las plantas segunda y a la cubierta o bajar a la planta inferior. También falta colocar la escalera adosada a la fachada Sur para entrar por la puerta situada en el primer piso. La cubierta ésta terminada y en las fotos se puede var el resultado de la situación a la que se ha llegado, fotos obtenidas el 23 de junio de 2008.

La foto de la izquierda muestra el aspecto general de la torre cuando se va llegando a ella desde la zona Norte y en la de la derecha se puede comprobar en la fachada Sur el hueco de la puerta en la primera planta y que aún no se ha colocado la escalera de acceso desde el exterior.

vista desde el norte vista desde el sur

En las fotos siguientes, a la izquierda se ve el ángulo formado por las fachadas Norte y Oeste, y en la de la la derecha el formado por las fachadas Este y Sur.

ángulo norte-oeste ángulo este-sur

El día 9 de julio de 2008 he podido comprobar que ya han colocado la estructura de la escalera de caracol interior, están haciendo una acera a base de losetas de granito y guijarros alrededor de la torre para evitar humedades y ya han colocado la escalera de acceso al interior de la torre por la puerta de la primera planta, mostrándose las siguientes fotos obtenidas el día 9 de julio de 2008.
En la foto de la izquierda se aprecia, a través de la puerta, la estructura de la escalera de caracol a la que la faltan los peldaños de madera y en la foto de la derecha se ve el estado de la acera que están poniendo alrededor de la torre y el zócalo enfoscado.

detalle interior acera

Seguidamente se puede ver en la foto de la izquierda una de las aspilleras ya cerrada con cristal y en la otra foto se ve la escalera de acceso a la torre ya colocada.

aspillera escalera

En las fotos siguientes, a la izquierda se ve una ventana con su marco de madera, cristales, contraventanas internas también de madera y las exteriores metálicas, y en la foto de la derecha se ve un aspecto general de la fachada sur de la torre, con la escalera y mecanismo.
Una cosa he apreciado, y es que no han hecho el patio exterior que había en esta fachada sur, y que se ve en unas fotos mostradas arriba (en este apartado de la torre telegráfica), donde se ve la torre de Hoyo y la de Cabeza Mediana obtenida en el año 1951.

ventana virgen vista desde el sur

El 19 de julio de 2008 pude comprobar que las obras están ya a punto de terminar, pero todavía sigue la torre rodeada de la valla metálica y la caseta que utilizan los operarios continúa allí. Lo que si se puede ver es que ya han colocado los peldaños de madera de la escalera de caracol interior (aunque no me dejaron hacer fotos), las aceras ya están acabadas y los cercos y contraventanas de madera están pintados. En la foto de la izquierda se aprecian las aceras acabadas y en la de la derecha se ve una ventana ya pintada.

acera ventana pintada

En la foto siguiente se da una vista desde el Sur donde se ve que están colocando las hojas de la puerta

poniendo la escalera

El día 7 de septiembre de 2008, comprobé que las obras habían terminado. Han retirado, además de la valla metálica que rodeaba la torre, la maquinaria y los materiales utilizados en la reconstrucción del edificio, con lo que se puede contemplar la torre sin obstáculos desde casi todos los ángulos, salvo en una zona en la que todavía no han retirado la caseta de obras. Es una gozada ver lo que han hecho y se nota que ha corrido la voz, pues son muchas las personas que se acercan allí para admirar como ha quedado e incluso se hacen fotografías como recuerdo. De momento no han hecho acto de presencia los vándalos o al menos no han dejado su huella, esperemos que respeten y lo dejen como está.
En las fotos siguientes se ve la torre desde distintos puntos y se puede apreciar lo dicho.

fachadas Este y Norte   fachadas Norte y Oeste


vista de la fachada Sur


Como se puede comprobar, la escalera ha sido colocada en la fachada sur, justo donde estaba el patio, que no se ha reconstruido.

(Las fotos obtenidas por este aficionado a buscar vestigios de la historia de Moralzarzal, se han conseguido como se ha podido, pues no daban ninguna facilidad.)

breve explicación de la estructura y funcionamiento de la torre


Como hay para todos los gustos sobre lo que representa la estructura que hay en la azotea de la torre, creo que es interesante dar una explicación del sistema diseñado por Mathé, que es el que había funcionando en la época en la que estuvo activo el servicio en "nuestra" torre de Monterredondo, pues he oido cosas como que se hacían señales entre torres, que si lo que hay arriba son antenas, que si la torre era de la época de la guerra civil de 1936, que la torre formaba parte de un "sistema de transmisión de mensajes de telegrafía óptica aprovechando la luz solar, a través de los llamados heliómetros" e incluso he leido en más de una publicación que se trataba de un heliógrafo (para escribir eso, lo más elemental es buscar en el diccionario lo que significan heliómetro y heliógrafo, antes de plasmarlo en un documento escrito, y así evitar errores), y pongo seguidamente lo que dice el Diccionario de la Lengua Española para la segunda palabra que es la que puede dar lugar, con mayor motivo, a la confusión :

heliógrafo   Instrumento destinado a hacer señales telegráficas por medio de la reflexión de los rayos del Sol en un espejo movible.

Y evidentemente, al ver la estructura mecánica que hay en la azotea de la torre, se puede comprobar que no existe (ni existió) ningún espejo, pantalla o pieza con superficie reflectante que se usara para reflejar los rayos de sol, el mecanismo es otra cosa que se explica a continuación y lo que hacían los torreros operadores que manejaban el mecanismo era simplemente repetir lo que veían en la torre anterior, para que fuese copiado por la torre posterior.

La estructura estaba compuesta por 8 barras metálicas dispuestas verticalmente en los vértices de dos cuadrados paralelos, uno en el interior del otro, con las barras del cuadrado interior más largas que las del exterior. En el hueco formado por las cuatro barras interiores se deslizaba verticalmente un tambor o cilindro hueco llamado indicador, y entre cada barra exterior y su correspondiente interior había tres franjas separadas una de otra por una distancia triple de la longitud del tambor. La barras exteriores tenían una longitud de 5,80 m., las interiores eran de 6,30 m. y el tambor indicador era de 46 cm. de alto y de unos 91 cm. de diámetro. A un lado se encontraba una bola que se podía desplazar verticalmente y dependiendo de su posición respecto de las franjas indicaba un código relativo al servicio de la línea. La posición del cilindro indicador también marcaba un código pero relativo a la información a transmitir. En las fotos que siguen se ve lo dicho anteriormente.

estructura       otra vista


La estructura, a diferencia de las que había en otras torres, es doble, porque consideraba el inventor que así se facilitaba la observación desde cualquier punto desde el que se avistara, aunque como no era telegrafía militar (donde a veces se usaban torres móviles), siempre se vería desde puntos fijos, que eran la torre anterior y la posterior. En nuestra torre si era aprovechada esa característica puesto que hacía su labor dando servicio a dos líneas, la de Irún y la que iba al palacio de la Granja en San Ildefonso (Segovia), lo que suponía que eran tres puntos desde donde se avistaba, la torre de Navalapiedra en Torrelodones, la del puerto del León en la línea de Irún y la del Telégrafo al oeste del puerto de Navacerrada en la línea a San Ildefonso.

El funcionamiento para transmitir los códigos era el siguiente:

El indicador podía ser desplazado verticalmente desde el interior de la torre por medio de un mecanismo que manejaba el torrero y lo movía de manera que lo situara en una de las trece posiciones definidas por el sistema (10 correspondientes a los dígitos del 0 al 9, dos para las posiciones de error y repetición, "m" y "x", y una posición para ocultarlo, correspondiente a la arriada).

Las redes de telegrafía óptica se usaron para transmitir información relativa a la seguridad del Estado y al orden público, por lo que sus usuarios habituales fueron la Corte, el Gobierno y el Ejército, y es por eso que se requería un sistema de transmisión de mensajes que fueran cifrados o codificados, de manera que la información que portaban estuviera lo más oculta posible para, caso de ser interceptados, que dicha información no fuera descubierta. En la época en que se desarrollaron los sistemas telegráficos, incluido el de Mathé del que se va a dar una explicación de su funcionamiento, estaba España envuelta en las guerras carlistas, y el gobierno del Estado y la Corte no se podía permitir que la información cayera en manos de los partidarios del bando contrario.
Los sistemas de cifrado que se empleaban estaban basados en la utilización de libros de códigos, los cuales podían incluir miles de expresiones, términos, palabras o frases completas que podían ser codificadas con muy pocos signos, como podía ser un código numérico de tres o cuatro cifras, los cuales debían ser transmitidos símbolo a símbolo, con lo que así era más rápida la transmisión y más sencilla que el realizar una codificación del mensaje letra a letra, por lo que era necesario encontrar un método de codificación de los mensajes que fuera fuerte y a prueba de posibles atacantes, y además que el propio mensaje ya cifrado fuera lo más corto posible con el fin de que el envio fuera más rápido, y por eso se ganaba velocidad haciendo una especie de "compresión de datos" al acortar la longitud de los mensajes codificados, es decir una reducción del volumen de datos para transmitir una determinada información empleando una menor cantidad de espacio y por eso los libros de código eran muy útiles pues permitían convertir palabras o frases enteras en los signos equivalentes, obviamente de una longitud bastante más corta.
Más adelante se hace una breve descripción del Diccionario telegráfico editado en 1858.

Como este sistema de telegrafía de Mathé se fundamentaba en el envio de mensajes codificados, había 13 códigos que correspondían a las trece posiciones que podía ocupar el indicador, como se ha dicho un poco más arriba, y según la posición en que se encontara el indicador en la estructura le correspondía un código, de manera que si el indicador estaba por debajo de la franja inferior, el código correspondiente era el 0, si estaba tangente por debajo de esa franja inferior, el código era el 1,si coincidia con la franja inferior el código era el 2, si estaba tangente por arriba de esa franja inferior, el código era el 3, si estaba en la zona intermedia entre esa franja y la de arriba de ella, el código era el 4, y así hasta el 9.
Se pueden ver en el dibujo que se muestra más abajo, los códigos según la posición del indicador respecto a las franjas. El código m indicaba error y el x indicaba repetición. Había una decimotercera posición que era bajar el indicador de manera que no fuera visible desde las torres adyacentes y se empleaba para separar dos signos o dos frases, era conocida como arriada en el argot telegráfico, y en el dibujo sería la posición que hay debajo de la correspondiente al "0", es decir, por debajo de esa doble línea.
El movimiento arriba o abajo del indicador lo conseguía el torrero mediante un dispositivo llamado volante, una polea graduada que manejaba a mano desde el interior de la torre y por medio de un conjunto de poleas hacía que fuera sencillo y sin ningún esfuerzo el poder subir o bajar dicho indicador, estando la corona de esa polea dentada numerada del 0 al 9 y con las otras posiciones correspondientes al error y a la repetición, con lo que al torrero le resultaba facilísimo el manejo.

Cada torrero disponía en su torre de un cuaderno del volante, que, según estaba establecido en la Instrucción : "estará precisamente pautado y dividido en veintisiete casillas, y cada nueve de éstas, separadas clara y distintamente por una línea de tinta, para evitar la confusión de los periodos", y en ese cuaderno se anotaban los telegramas o despachos, como también se anotaba la posición de la bola indicadora de servicio de las torres de vanguardia y retaguardia y si había interrupción de la comunicación. Para diferenciar las anotaciones correspondientes a vanguardia y a retaguardia, se consideraba que la parte superior del renglón correspondía a la vanguardia y la parte inferior a la retaguardia. También se indicaba en el cuaderno la tardanza en repetir la señal las torres adyacentes y según la Instrucción general para el servicio de transmisióm , debían darse, por término medio, cuatro signos por minuto.

A continuación se muestran dibujos del "volante" con el que el torrero manejaba el indicador y la bola, viéndose a la derecha la numeración de la polea.

      


La bola, según se ve en el dibujo mostrado más abajo, se subía o bajaba y dependiendo de su posición respecto de las franjas, (frente a una de ellas o en el espacio intermedio), marcaba uno de los seis casos posibles, y correspondían con el envio de información relativa al servicio o al estado de la línea, así que si estaba en la posición marcada como 1, indicaba que no se podía seguir transmitiendo a la siguiente torre porque había niebla a vanguardia, en la posición 2 indicaba que se tenía que interrumpir la transmisión en curso por llegar un despacho de mayor categoría. Cuando se encontraba en la posición marcada como 3, correspondía a que el torrero de vanguardia no estaba atento y no retransmitía lo que le llegaba, y en la posición 4 indicaba que la torre recibía por retaguardia y vanguardia sendos mensajes de igual categoría y se daba preferencia al que iba hacia Madrid o hacia el punto donde se encontraba el Gobierno en aquel momento. En la posición 5 se indicaba que no se podía seguir transmitiendo hacia adelante porque la vanguardia estaba ocupada (lo que supone que la vanguardia estaba recibiendo un mensaje de la parte opuesta), y si estaba en la posición 6, se indicaba que la propia torre o la de vanguardia estaba averiada.
Se llamaba vanguardia a la torre a la que se enviaba un mensaje y retaguardia la torre del que procedía.
En el dibujo de la derecha se representa todo el mecanismo que se encontraba en la azotea de la torre y por debajo de la línea de trazos, semejando que se encontraba en el piso inferior, se encontraban los dispositivos volantes, que manejados por el torrero, hacían que se movieran tanto el indicador, con el volante representado a la izquierda, como la bola, con el volante puesto a la derecha del dibujo.

posiciones de indicador y bola   posición del volante y mecanismo

Hasta ahora se ha tratado la parte del funcionamiento mecánico de la estructura que marcaba los códigos, pero vamos a ver la parte lógica.
El sistema utilizado en las líneas de telegrafía óptica de Mathé empleaba tanto palabras como frases completas codificadas que se hallaban recogidas en el Diccionario Fraseológico Oficial o libro de códigos, el cual lo tenía el comandante de línea y él era sólamente el que estaba autorizado a codificar o decodificar los mensajes. En ese Diccionario, cada frase completa, palabra e incluso letras sueltas tenían asignada una ubicación concreta y la codificación del mensaje debía basarse en el número de la página de dicho libro donde estaba la frase o palabra y en la posición que ocupaba en ella o en el código alfanumérico correspondiente a dicha palabra o frase, si es que estaba en el Diccionario, pues normalmente, por motivos de seguridad como se puede deducir, se cambiaba ese código alfanumérico y era ese código el que se debía transmitir por la línea empleando los signos telegráficos correspondientes (en nuestro caso, el correspondiente a la posición del indicador).
En el museo Postal y de Telecomunicación existe un Diccionario editado en 1846, donde se expresan las instrucciones para uso de los comandantes, pero no están incluidas las cifras empleadas como códigos, y por eso se deduce, que al estar en blanco los lugares que debían ocupar, esas claves se cambiaban periódicamente.
Los mensajes constaban de un preámbulo, cabecera o prólogo (como se quiera decir), seguido del texto propiamente dicho que se quería transmitir en el telegrama, y la cola o final, siendo el preámbulo y el final la parte del telegrama que sí que entendían los torreros.
Viendo lo que está escrito en la Instrucción General para los Torreros, que fue impresa en 1846, y la Instrucción General para el Servicio de Transmisión, impresa en 1850, se saca la conclusión de que los preámbulos de los telegramas constaban de una serie de cifras como se puede ver en los ejemplos que siguen :

     1º :      8/0X5/190X2047042                 2º :      4/012026/1X102X105114          
                  a   b       c       d   e f                             a     b          c        d   e f             

La cifra correspondiente a la parte a del preámbulo indicaba la calificación del telegrama, es decir, si era ordinario, de vigilancia, de servicio interior, urgente, y en el 1er ejemplo, que es un 8, significaba que el telegrama era urgentísimo y el segundo ejemplo, que es un 4, el telegrama es urgente.
A continuación seguía una arriada, en la que el indicador se bajaba de manera que no se veía desde las torres adyacentes, y en las expresiones de los ejemplos se corresponde con el signo "/".
La parte b del mensaje, estaba formada por las cifras de las estaciones de origen y de destino, pero tenía distinto número de cifras, dependiendo de si el mensaje procedía de Madrid, entonces la cifra correspondiente a la estación origen no se ponía sino solamente la estación de destino, y si el destino era Madrid, solamente se ponía la estación de origen y no la de destino (Madrid en este último caso), así que en el primer ejemplo, la estación de destino o procedencia es la correspondiente a la 0X5 (que es la 005, correspondiente a nuestra torre de Monterredondo o Cabeza Mediana), pues para repetir una cifra, se marcaba la "repetición" con la "X" como se ha dicho en el dibujo de arriba cuando se ven las posiciones que marca el indicador (pues para evitar problemas si se transmiten dos cifras seguidas iguales, p.e. si van dos 1 seguidos, se resuelve el problema marcando primero un 1 y a continuación la X de repetición). En el segundo ejemplo, la estación de origen es la 012 y la de destino es la 026, que corresponden, según la lista dada más arriba, a las torres de Codorniz la 012, en Segovia, sita en el paraje de San Antonio de Codorniz, y a Cavia la 026, en Burgos aunque pone Cabia en la lista.
Seguidamente a las cifras correspondientes a estaciones de origen y estino iba una arriada.
Luego viene la parte c del preámbulo que marca la hora y el día de transmisión del mensaje, indicando en la hora también los minutos, de manera que en el ejemplo 1º la hora es la 19:00 (pone 190X, siendo la X la repetición del 0) y el día el 20. En el ejemplo 2º la hora puesta es 11:10 (transmitiendo 1X10) y el día es el 22 (transmitiendo 2X).
A continuación viene la parte d, que dice el número de registro del despacho de origen, correspondiendo en el ejemplo primero al telegrama 47 y en el segundo al 105.
La parte final del preámbulo contenía las cifras que indicaban la extensión del texto, expresando el número de grupos de nueve cifras, pues el texto se formaba por novenales (grupos de nueve cifras) según marcaban las instrucciones.
Al transmitir, después de las nueve cifras, procedía una arriada, por lo que el telegrama estaba dividido en varios grupos de nueve cifras (novenales), aunque el último podía tener menos cifras y así, en el ejemplo 1º es un 2 y en el 2º es un 4, que corresponden a la parte f del preámbulo, lo que quiere decir que el último periodo de texto tenía dos cifras en el ejemplo 1º y cuatro en el 2º.
La parte e del preámbulo indicaba el número de novenales, de modo que como es 04 en el primer ejemplo y 11 en el segundo, el número total de cifras de texto del ejemplo 1º es de (4-1)x9=27, más 2 que indica la parte f, lo que da un total de 27+2 = 29 cifras de mensaje, y en el 2º es de (11-1)x9, más 4 que indica la parte f, lo que da un total de 90+4=94 cifras del texto.
A continuación iba la parte correspondiente al propio texto transmitido por grupos de nueve cifras separados por arriadas, y al final de la última cifra del texto se repetía la cifra de calificación (la de la parte a) entre dos arriadas, así que el despacho completo que recibiría el torrero de Monterredondo (nuestra torre), que es la torre 005, (en este ejemplo) sería :

0/0X5/190X2047042/ como preámbulo,    0696X0675/3X80X3946/202671478 como texto     y 47/0 / / como final

Es decir, sería un mensaje ordinario (el cero del principio), con origen en Guardia de Corps y destino a la torre 0X5 (Monterredondo la 005), con hora de transmisión las 19:00 (190X) del día 20, con número de registro de mensaje el 47 y con cuatro grupos de cifras, tres de nueve más uno de dos al final.

Si se interrumpía la transmisión por cualquier causa (en nuestro ejemplo suponemos que por un telegrama urgente), en la estación de Navalapiedra de Torrelodones (estación nº 4), se volvería a transmitir todo completo desde esa estación (estaba anotado el despacho en el cuaderno del volante de esa torre), añadiendo a continuación del 0 de calificación otra información, de manera que la cola de la transmisión sería :
47/0/0X4/0721/4 en lugar de 47/0/ /
Es decir, que el telegrama con número de registro 47 de un mensaje ordinario (el 0), se retransmitía desde la estación de Navalapiedra, (0X4 que corresponde a 004) a las 7:21 horas y por causa de una interrupción debida a un telegrama urgente (4).
Seguía a continuación de la comunicación una recepción, algo así como un acuse de recibo, que era como un mensaje de servicio que el mismo torrero podía componer y se parecía a un preámbulo, y en nuestro ejemplo del telegrama enviado a Monterredondo (0X5), la recepción sería :
6/0/0X50X1472020/0X
siendo el 6 el indicador de mensaje de recpción, el 0 corresponde al mensaje ordinario, 0X5 la torre que acusaba el recibo, (005 de Monterredondo) y la torre que envió el mensaje original era la 0X1 (001 Guardia de Corps), que es a la cual va dirigida la recepción, y le sigue el número de registro del despacho (47), la hora 20 y el día 20. Con el 0X final se indicaba que el despacho se había recibido en la estación de destino.

Si había alguna incidencia en la transmisión, era aquí donde la reflejaban los torreros, como podía ser que se empezaba a restransmitir a tal hora o que en la torre X se retrasa por tal causa, ....
Aparte de los telegramas de texto, se cursaban también otros de servicio, como notificaciones de incidencias, acuses de recibo, e incluso otros sin texto para ver si algún torrero no estaba, o la línea estaba cortada en un punto, o para ver cuánto tiempo se tardaba en recorrer la línea, con lo que este tipo de telegramas obligaba a los torreros a estar vigilantes y atentos al servicio.
Todo lo relativo a esta información constaba en la Instrucción General para el servicio de transmisión del que disponían los torreros, y en esa instrucción se expresaba que se debían dar cuatro signos por minuto por término medio, ya dicho anteriormente.
Y los códigos transmitidos como texto eran interpretados viendo el Diccionario Telegráfico, cosa que solamente lo hacían los comandantes de origen y destino final, que eran los que cifraban los textos (origen) y se los daban a los torreros para su transmisión o los descifraban (el de destino). La versión de este diccionario editada en 1858, constaba de 97 folios de 4 páginas cada uno, llamadas a, b, c y d. En cada página había 50 filas y en cada fila 5 columnas. Los términos que constaban en el diccionario eran por tanto 97.000 expresiones, y para identificar una expresión se necesitaban 6 cifras, a saber, 2 para el folio (eran 97), 1 para la letra de la página (eran 4), 2 para la fila (eran 50 filas) y 1 para la columna (eran 5 columnas). así que multiplicando se obtienen las 97.000 expresiones dichas anteriormente, pero por la fecha de publicación de este diccionario, es muy probable que no llegara a usarse para la telegrafía óptica.
Para más información se puede consultar la bibliografía indicada más adelante.

Todo lo que se transmitía desde una torre intermedia hacia vanguardia, era lo que le llegaba desde la torre de retaguardia, y para ver la posición tanto del indicador como de la bola de las torres adyacentes, cada puesto disponía de dos anteojos o catalejos, enfocados uno hacia retaguardia y el otro hacia vanguardia, de modo que la torre de Monterredondo disponía de tres catalejos al tener adyacentes tres torres como se ha dicho líneas arriba.
Los catalejos eran del estilo del que se muestra seguidamente.

catalejo


El catalejo fue un invento del siglo XVI de un holandés llamado Zacarías Jannsen, y de esa herramienta se hizo uso y fue una gran ayuda para le telegrafía óptica, y si los primitivos aparatos distorsionaban las imágenes vistas a bastante distancia, es decir, que los objetos no se veían nitidos, se veían deformados, con la invención de las lentes acromáticas, al aplicarlas a los anteojos o catalejos, se podían ver con precisión objetos situados a mayor distancia, lo que permitió que las estaciones telegráficas pudieran estar ubicadas con mayor espacio entre ellas. En Madrid, el profesor del Real Observatorio Astronómico ubicado en El Retiro, don Salvador Ximénez Colorado con su equipo, realizó pruebas de esos catalejos a base de lentes acromáticas que corroboraron unos excelentes resultados.

Hay una cosa que se debe dejar patente y es la similitud entre la transmisión de la información, según el sistema de Mathé utilizado en la línea a la que pertenecía la torre de Monterredondo, y la transmisión que se hace hoy día a través de Internet de los correos electrónicos y otras cosas. En el sistema de Mathé la información consistía en una primera parte, la cabecera, donde se indicaba la categoría del mensaje, es decir, si era ordinario, urgente, de servicio interior,…, además se indicaba la estación o torre de origen, la de destino final, la hora, el día, el número de registro del despacho y finalmente se informaba de la extensión del texto del propio mensaje. A continuación se transmitía el texto del mensaje, todo ello codificado, lo que constituía el cuerpo del telegrama y después de la última cifra del texto iba la cola, que era repetición de la calificación del despacho.
En Internet, el envío de los correos electrónicos o de cada página web que circula por la red, consiste en la transmisión de paquetes de información, y cada paquete consta en un encabezado, un cuerpo y una cola. En la cabecera o encabezado, se envía información del tamaño del paquete, información de control, número del paquete (si se ha dividido la información en varios paquetes), el protocolo, que indica si es correo, una web, etc. y además la dirección del destinatario y también la del remitente. El cuerpo lo constituyen los datos de información que se quiere hacer llegar al destinatario y la cola indica al receptor que ha llegado el fin del mensaje.
Así que hay cosas que creemos que se han inventado ahora, pero ya hubo quien tuvo esas mismas ideas y las desarrolló con los medios que entonces tenía a su alcance, consiguiendo eso a base de pensar y trabajar. A la vez que se instalaban líneas ópticas tuvo lugar la aparición de la telegrafía eléctrica pareja con el desarrollo del ferrocarril y ésta fue la causa de que la óptica tuviera una vida muy corta, pues la línea de Castilla dejó de funcionar en 1857, siendo en agosto de ese año cuando se decretó el desalojo de las torres.

Mathé fue comisionado para estudiar y ver cómo funcionaban los sistemas de telégrafía eléctrica en distintos paises de Europa y se puede ver una noticia aparecida en El Heraldo del viernes 8 de octubre de 1852, en la que se expone que por real orden del 7 de mayo de ese año debe ir a Francia, Bélgica, Inglaterra y Alemania el director de telégrafos, el bigadier José María Mathé para examinar y adquirir conocimiento del estado en el que se encuentra la telegrafía eléctrica, reuniendo los datos convenientes para poder ser utilizados con el fin de establecer ese nuevo servicio en España.
Se puede leer seguidamente que una vez comisionado el Sr. Mathé, el ministro considera llegado el momento de aprovechar los conocimientos adquiridos y comenzar con alguno de los trabajos preparatorios para el establecimiento de las líneas, siendo uno de ellos el de proporcionar la instrucción necesaria, a un número suficiente de alumnos, en la teoría de la electricidad aplicada a la telegrafía, en la dirección de trabajos para el establecimiento de las líneas y en el manejo de los aparatos, instrumentos o máquinas a emplear en el servicio.
Sigue el artículo con una cosa muy importante que el ministro dice a la reina, y es que se puede conseguir todo eso sin ningun gasto, empleando torreros de los que actualmente están en servicio en las líneas establecidas y supliendo estos con ordenanzas que ya están aptos para hacer el servicio de aquellos, y de esa forma, sin perjuicio del servicio actual, se logrará en breve espacio de tiempo ponerse en estado de poder prestar cumplidamente el servicio de las líneas que conviniere establecer.
Acaba con : "Madrid a 6 de Octubre de 1852.-Señora.-A.L.R.P. de V.M.- Melchor Ordóñez"
Esa expresión - A.L.R.P. de V.M. - es la abreviatura de "a los reales pies de vuestra majestad".
Además de todo eso, en esa misma edición de El Heraldo, se publica un decreto con el establecimiento de normas sobre la instrucción de los alumnos para desempeñar el sevicio de la telegrafía eléctrica, indicando que en un principio serán 24 los alumnos admitidos para su instrucción, elegidos entre los actuales torreros, mostrándose a continuación un recorte de parte de ese artículo de El Heraldo, donde se ve la exposición dirigida por el ministro de la Gobernación de entonces D. Melchor Ordóñez y Viana a S.M. la reina Isabel II.

El Heraldo del 08-10-1852


Análogamente a lo publicado por El Heraldo, El Clamor Público, en su edición de Madrid de ese mismo día, publica la misma noticia y el decreto, como también aparece en el periódico La España y en el diario El Áncora de Barcelona del día 15 de octubre de ese mismo año.

También, por poner otro ejemplo, en la edición de El Heraldo del 2 de diciembre de 1852, se puede leer sobre el tema de la telegrafía eléctrica, que el ministro interino de la Fomento D. Manuel Bertrán de Lis, se dirige a la Reina Isabel II diciéndola que las líneas telegráficas eléctricas son una necesidad reconocida por todos los paises, y que España debe estar enlazada con las demás naciones de Europa con ese nuevo lazo, y que el brigadier director de Telégrafos D. José María Mathé verifique un estudio de la telegrafía eléctrica en los paises de Europa donde más adelantada se halla.
Otra de las cosas que se puede leer, es que se han elegido los aparatos de transmisión telegráfica que se cree los más adaptables para España, que se ha dado preferencia al sistema de conductores suspendidos, y no a los subterráneos, debido al clima y las circustancias topográficas. También se puede ver que pone que la reina se ha dignado, en el 6 del mes precedente, disponer la creación de una escuela, la de los telegrafistas, quedando solamente por resolver la dirección de la escuela y cuales los recursos y medios para su establecimiento, animando a la reina a que en este momento se fije en ese punto.
Considera preferible, en los primeros trabajos, el establecimiento de una línea para poner en comunicación la Península con toda Europa enlazando con los telégrafos de Francia, y razona que como existe una línea óptica, (la línea de Castilla), que por las provincias de Valladolid y Burgos se extiende hasta Irún, y estar atendidas las necesidades de las poblaciones que se encuentran en esa dirección, se debe elegir el camino de Madrid a Zaragoza y Pamplona, con lo que habría dos servicios (uno óptico y otro eléctrico), y que desde Zaragoza podrá partir un ramal a Barcelona, que se halla sin comunicación telegráfica con la Corte. Además hace mención a la existencia de un presupuesto de un millón de reales destinado a la línea óptica a Zaragoza que todavía no se ha invertido, con lo que se podría usar, y no babría que recabar nuevos fondos, para la línea eléctrica a Zaragoza.
Añade que considera justo y conveniente, debido a las circustancias que concurren en el brigadier y director de telégrafos José María Mathé, encargar también al mismo la dirección de las obras del establecimiento de las líneas eléctricas.
Sigue a continuación de ese artículo, un real decreto que se puede ver en el recorte de prensa mostrado a continuación junto con el del decreto aparecido en El Heraldo en fechas 8 de octubre comentado más arriba, reales decretos sobre el asunto de las líneas de telegrafía eléctrica.

El Heraldo del 08-10-1852 El Heraldo del 02-12-1852

Y esto es lo relativo a la historia de la torre del Telégrafo que hemos visto tantos años en ruinas en lo alto del Cerro del Telégrafo, Cabeza Mediana o Cerro del Cañal, como es conocido el monte donde se encuentra la torre, y una breve recopilación histórica de hechos que acompañaron al desarrollo de la telegrafía que tanto supuso para avance de la ciencia y servicio a la sociedad española y que afectó a nuestro pueblo, Moralzarzal, de lo que he querido dejar constancia con este trabajo.

No se cumplió un año desde que terminaron las obras y ya hicieron acto de presencia los gamberros dejando su marca, pues rompieron un par de cristales de las troneras que dan a las caras Norte y Oeste y alguna marca de pintura en la puerta, pero amén de esos actos vandálicos, la fachada comienzó a deteriorarse, pues en una cornisa se ven signos de empezar a deteriorarse (defectos de las obras o pedradas de los gamberros ?), mostrándose lo dicho en las fotos que siguen.

cristal destrozado cornisa deteriorada

Después de hacer reparaciones de parte de la fachada y reponer cristales de las troneras, los gamberros han seguido haciendo de las suyas y además de volver a romper los cristales, han echado en el interior piedras, latas y demás, lo que me ha permitido realizar fotos del interior de la planta baja y se muestra en la foto siguiente la escalera de caracol que situada en el angulo interior de la torre que da al sur-este, igual que estaba antiguamente, por la que se puede ascender desde la planta baja hasta la segunda planta, y en la foto que sigue se ve dicha escalera y algunos restos de cristales y piedras (foto hecha en septiembre de 2010), aunque en 2013 siguen allí piedras y latas.

escalera de caracol


Y en la foto que sigue se pueden apreciar las latas, piedras, botellas, marcos de las troneras, cristales y toda clase de desperdicios, foto tomada a principios del mes de septiembre de 2013, y solamente se puede menospreciar lo hecho por los gamberros con esos actos de incivilidad.

porquería junto a la escalera


El suelo de la planta baja ha sido limpiado de latas, piedras y demás restos de basura como he podido comprobar en mi visita hecha a la torre el día 16 de este mes de noviembre de 2013, aunque ya han echado al interior varias piedras, pero según la foto que se muestra seguidamente, se puede comprobar lo dicho.

piedras junto a la escalera



bibliografía
  Historia de la Telegrafía óptica en España, de Sebastián Olivé Roig
Archivo parroquial de Moralzarzal

© 2006 - Antonio López Hurtado